sábado, 28 de febrero de 2009

DISFRUTANDO CON EL DOLOR AJENO

Los primates humanos no dudáis en utilizar a los demás animales para vuestra satisfacción lúdica.
En algunas discotecas, se introducen animales para el deleite de los clientes. En los últimos años han desfilado por ellas: elefantes, tigres, vaquillas, etc. Estos animales son víctimas de los visitantes, los cuales, con reiteración, les golpean o tiran de la cola.
No hace mucho en algunas discotecas se llegó a poner de moda el tener leones para atraer a la concurrencia. Supongo que os imaginareis en que condiciones los tenían y como debían sentirse los pobres animales encadenados a una argolla sobre el frío asfalto para el resto de sus días. Una de estas victimas fue recuperada de una discoteca valenciana
El animal vivía en uno de los pasillos exteriores del local, a pocos metros de una terraza que durante el verano acogía numerosas fiestas. Lo tenían atado a una corta cadena sujeta a un barrote de hierro y su situación era "lamentable e insostenible", según informó la Fundación Internacional para la Protección de los Animales, Raúl Mérida.

En el año 1984 la Asamblea General de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) se vio obligada a urgir al Gobierno español a que terminara con la importación de chimpancés para uso comercial y para que confiscara los 200 chimpancés que en aquellos momentos eran utilizados en vuestro país como reclamo por otros tantos fotógrafos itinerantes, habituales de vuestras playas.
El delito que impunemente cometíais era muy grave ya que esos familiares vuestros (y nuestros) ya se hallaban por aquel entonces en grave peligro de extinción.
Todavía podían verse chimpancés esclavizados en vuestras playas durante los años noventa enriqueciendo a representantes de vuestra especie.
Habitualmente eran drogados para evitar problemas. También era frecuente que se les arrancaran los dientes para evitar que mordieran a los turistas.
Me contaron, no hace mucho, el caso de uno de estos chimpancés desdentados, el cual, al ofrecerle una manzana en el centro de acogida, se dirigió a una pared estucada del local y empezó a frotar la manzana contra la pared para obtener la pulpa que acto seguido lamió.

Un chimpancé joven podía llegar a costar en España, en 1989, más de medio millón de pesetas. A pesar de su precio, representaban un gran negocio en las zonas turísticas, donde los fotógrafos podían llegar a ganar, durante los meses de verano, hasta 100.000 pesetas diarias (unos 600 euros por día).
Cuando el simio cumplía los cuatro años de edad, y empezaba a ser difícil de controlar, era llevado mar adentro, para ser posteriormente lanzado por la borda, a fin de que el desdichado animal pereciera ahogado.

Entre vuestras barbaridades me llama la atención vuestro interés en provocar luchas entre otros seres vivos para divertiros y ganar dinero a la vez. Lo más vergonzoso es que frecuentemente defendéis tales actividades en nombre de la "cultura".
¿Cómo es posible que os de placer el poder observar como dos seres se van destrozando a sí mismos? Verdaderamente estáis enfermos.

En algunos lugares de Inglaterra, se utilizan perros ("Bull terriers") para organizar peleas. Se les alimenta con carne y sangre de perro. Para entrenarlos se les enfrenta a un perro sangrante, el cual ha sido previamente acuchillado. En plena lucha, estos animales llegan a arrancarse los labios y las orejas.
Los combates suelen ser filmados en vídeo, que más tarde se comercializa.
Los asistentes se cuentan entre la gente rica y culta, acudiendo a la cita vestida de smooking, sobre el que se coloca un impermeable, para evitar las salpicaduras de sangre. La última variante clandestina de este tipo de lucha consiste en enfrentar, en lucha a muerte, a un hombre desnudo contra un Bull Terrier. Las apuestas se cruzan sin cesar, mientras dura la lucha.

En vuestro país, también se dan las luchas de perros. Se habilita una zona en un descampado. Esta zona se ilumina con equipos autónomos, obligándo a los perros a pelear dentro de círculos formados por los propios espectadores, que no dejan de azuzarles, mientras se cruzan apuestas. A estos perros se les entrena a base de hacerles seguir motos, para fortalecer su musculatura y sistema respiratorio. Al igual que a sus congéneres ingleses, se les alimenta con carne y sangre de perro para hacerles más salvajes.
Algunas peleas de perros pueden llegar a durar más de dos horas y son de una crueldad e intensidad brutal.
Las heridas que se infligen son espectaculares por lo terroríficas, con abundantes desgarros, hemorragias y roturas de huesos (especialmente si intervienen las poderosas mandíbulas de los Pit bull terriers). Algunos de los que sobreviven mueren más tarde a causa de infecciones.
Cuando estos perros se considera que ya no valen para pelear acaban siendo abandonados, ahorcados, tiroteados o electrocutados.

Para comprobar si un perro será un buen combatiente es necesario enfrentarle a otros perros, pero a la vez debe procurarse que no sufra daños. Los dueños de estos perros solventan el problema enfrentándoles a otros perros sin experiencia que suelen ser mascotas robadas en urbanizaciones. Una alternativa es utilizar perros retirados de perreras y protectoras. Otra manera de procurarse las futuras víctimas es a base de poner anuncios ofreciéndose para adoptar mascotas.
A los agresores se les azuza pinchándoles con punzones o cuchillos para despertar su agresividad a tope. Se les obliga a recorrer hasta 5 kilómetros diarios, arrastrando pesadas piedras para fortalecer sus cuellos, ya que las mordeduras del rival se dirigirán preferentemente hacia esa zona.

Esas “maquinas de matar” frecuentemente provocan “accidentes” entre los de vuestra especie, por ello os habéis visto obligados a sacar nuevas leyes que obligan a registrar al perro y conseguir ciertas licencias para controlar a estos animales que en los últimos años han acabado con la vida de varias personas, en su mayoría niños y ancianos.
Estos animales no son capaces de controlarse y atacan las extremidades de sus víctimas las cuales caen al suelo y, una vez han sido derribadas se lanzan contra el cuello de los desdichados buscando la yugular.
La policía captura o abate al perro sospechoso de causar una muerte y le toma muestras del interior de la boca para encontrar sangre perteneciente a la víctima y así corroborar que el perro produjo el ataque. Una vez confirmado que es el causante de la muerte, se detiene a su dueño que pasa a disposición judicial.

En los pueblos de Arrayoz, y Oronoz Mugueire (Navarra), durante la primera semana de septiembre, se organizan las “luchas de carneros” en las plazas de ambos pueblos. Las parejas de moruecos se embisten hasta desnucarse. Este "entretenimiento" se da, también, en muchos pueblos de Guipúzcua

Los encuentros se suelen celebrar en plazas abiertas, estando presente el señor alcalde.
Los locales llaman al espectáculo "ari-joku", es decir, "lucha de carneros", denominación equivocada, pues el carnero no lucha. El carnero es el morueco castrado. Como dice el diccionario "la denominación de carnero se aplica solamente al macho adulto de la especie y en particular al que, casi siempre castrado, se destina a la matanza, pero el macho destinado a la reproducción y a la lucha, es el morueco". La denominación correcta, sería, pues, lucha, juego o apuesta de moruecos.
Algunos criadores, para ir habituando al morueco, suelen golpearle en la testuz con martillos de madera.
Los espectadores realizan sus apuestas sobre el ganador y también sobre el número de golpes que le bastarán para vencer.
Un carnero vencido es difícil que vuelva a luchar ya que recuerda el intenso dolor de los golpes recibidos, en ese caso es enviado al matadero.
Para evitar la pérdida de ejemplares bravos, en luchas muy igualadas y tras muchos topetazos cruzados, los propietarios, de común acuerdo, deciden frecuentemente declarar nulo el combate, anulándose también las apuestas. Estos animales se reservaran para la reproducción con la esperanza de que proporcionen al dueño nuevas posibilidades de ganar dinero haciendo pelear a sus hijos.

Las peleas de moruecos están prohibidas a tenor de los dispuesto en el artículo 8.° del Reglamento de Policía de Espectáculos Públicos, del 3 de mayo de 1935, que dice textualmente: "Quedan prohibidos los espectáculos o diversiones públicas que puedan turbar el orden o sean contrarias a la moral o a las buenas costumbres; asimismo, las peleas entre animales y el uso de animales vivos en cucañas o como tiro al blanco u otros similares , manteniéndolos sujetos y, en general, los que impliquen maltrato o crueldad para los animales".
Las peleas de carneros se celebran, sin embargo, al margen de todo permiso gubernativo, en desafíos privados entre propietarios, saltándose las leyes a la torera.

Otro de los crueles “deportes” que os gusta disfrutar en vuestro pais (a costa del dolor de otros animales) es el típico “arrastre de bueyes” muy propio del norte de España.
Se trata de organizar apuestas sobre el potencial de arrastre de piedras que pueden ejercer unas cuantas parejas de bueyes.
Los pobres animales deben arrastrar descomunales piedras por un itinerario que se repite varias veces en circulo hasta que los pobres bueyes terminan exhaustos. Durante el trayecto deben soportar una lluvia de bastonazos que les aplica el mono domestico que los conduce.
En algunos lugares se les obliga a arrastrar unos bloques de hormigón, de distintos pesos que se colocan en una corza o rastra, que no tiene ruedas y que lleva todo su armazón desplazándose sobre un prado (lo que hace más doloroso el arrastre). Cuantas más piezas se le colocan encima, más se entierra el artilugio que tiene que ser arrastrado por la yunta, y más esfuerzo debe hacer esta para moverlo.
La pareja que consigue arrastrar un mayor peso (en relación directa con la talla de los animales) es la vencedora en cada categoría, teniendo en cuenta también el tiempo empleado.

En Sanlúcar de Barrameda (Jerez), Puerto de Santa María, Puerto Real y San Fernando, durante los meses de verano, organizáis peleas de gallos. La tradición arranca de los tiempos de los romanos y griegos, cuando estas peleas se utilizaban como oráculo.
Hoy se organizan en ruedos alfombrados con esparto, y aireados por potentes ventiladores colgantes. De la primera fila del graderío cuelgan telas y chaquetillas viejas que sirven para evitar las salpicaduras de sangre.
La preparación de los gallos comienza ya antes de su nacimiento, con la selección de los padres más idóneos. Al cumplir los polluelos 25 días, se les vacuna contra la peste aviar, y más tarde con otra vacuna trivalente. Después de un período gregario, se les separa (a los seis o siete meses) y se les encierra en solitario, acompañados de una hembra, en el "plumero" (una jaula especial, de unos seis metros). Tres semanas más tarde se les practica el "afeitado", que consiste en cortarles la cresta y las barbas, para dificultar más la pelea a los adversarios al eliminar puntos de agarre.
A los ocho meses, se le pasa a la "estopa", período en el cual se contrasta la calidad del gallo. Para ello se le enfrenta en luchas ficticias, durante las que se protegen los espolones, con los llamados "bolillos", una especie de guantes cuya función es la de evitar heridas.
Los gallos tienen un preparador particular, que los entrena en la carrera, a desarrollar sus reflejos, y al vuelo en salto. Se les dan duchas de agua caliente, masajes, cuidados médicos, y comida especial, a base de maíz o de carne picada con yema de huevo duro. Superado este período, se dice que el gallo está "puesto", es decir, listo para pelear. La confirmación de tal disposición vendrá dada por dos síntomas que deberán tomarse en consideración.
En primer lugar, el gallo deberá mantener el mismo peso durante 15 días seguidos, y, en segundo lugar, deberá mostrar una permanente inquietud.
Para que la pelea sea legal, ambos gallos deben pesar lo mismo, y tener el mismo tamaño de espolón. Antes del combate, el ayudante del presidente se acerca a cada gallo y con un algodón mojado en agua les frota las patas y los espolones, para más tarde escurrir el algodón en su boca. Este ritual se lleva a cabo para verificar que el al gallo no se le han envenenado las patas o los espolones, de ser así, moriría envenenado con su propio veneno al escurrir el algodón en su cavidad bucal.
Alrededor del coso se sitúa el graderío donde se acomodan decenas de vociferantes primates, que lanzan al aire sus apuestas, pudiendo éstas llegar hasta los mil euros. Las peleas acostumbran a durar unos 20 minutos, después de las cuales uno de los gallos queda transformado en una masa sanguinolenta.

En España, los gallos pelean con sus propios espolones (hecho que alarga la lucha entre 15 y 30 minutos). En ocasiones se limita el tiempo de pelea a 30 minutos. Los dos últimos minutos, son marcados por la arena de un reloj, que mantiene en alto el presidente.

En Sudamérica, se les coloca a los gallos unos espolones de metal, largos y afilados, que actúan como guadañas de doble filo, con los que se atraviesan repetidamente, durante la lucha, ambos contendientes terminando, las más de las veces, abiertos en canal, en menos de tres minutos. De esta manera se dará cabida a más peleas y a más apuestas, lo que sin duda beneficiará este negocio a costa de vidas ajenas.
España exporta a Sudamérica entre 5.000 y 6.000 gallos de pelea cada año. Cádiz exporta el 90 % de esta cifra.
En 1982 se publicó un Real Decreto sobre el reglamento de espectáculos, que dice: "También podrán ser prohibidos los espectáculos o actividades que impliquen, o puedan implicar, crueldad, o maltrato para los animales". A pesar de la existencia de este decreto, las peleas de gallos se siguen celebrando en España, con total impunidad.
Como prueba de ello baste decir que, no hace mucho se celebraron en vuestro país los campeonatos del mundo de esta especialidad.

Una vez más os debo repetir que, en vuestra maldad, también os distinguís de los demás animales por vuestra habilidad para propiciar tales eventos. Sólo una especie animal como la vuestra es capaz de disfrutar con el dolor de las demás especies. Sólo vosotros, los humanos, sois capaces de ganar dinero apostando sobre la muerte de los demás. Sólo vosotros, malditos monos domésticos, sois capaces de babear de satisfacción ante la vista de tanta sangre derramada para vuestro placer.


1 comentario:

LetiTiá Tiá dijo...

España quedó en el tiempo, con sus tradiciones de barbarie. Nosotros, de un país tercermundista soomos más civilizados. Muy bueno tu blog.