martes, 16 de diciembre de 2008

ALGUNOS SOIS RACISTAS, TODOS ESPECISTAS



El primate humano, especialmente el de cultura occidental, ha demos­trado a lo largo de la Historia, una desconsideración total para con el resto de animales.
Gran parte de la agresividad humana se redirige hacia los animales más indefensos. Ello nos habla bien a las claras de vuestra cobardía.

Para darnos cuenta de la arbitrariedad del animal humano al juz­gar­se a si mismo o a los demás animales, basta con que busquemos en cual­quier diccionario el significado de "ser animal", o de "ser humano".
Haciéndolo, encontramos las siguientes definiciones:
ANIMAL= Ser orgánico que vive, siente y se mueve por pro­pio impulso. Dícese de la persona incapaz, grosera o muy igno­ran­te.
ANIMALADA= Barbaridad, necedad.
HUMANIDAD= Sensibilidad, compasión, miseri­cordia, pie­dad, bondad, caridad, filantropía, amor al prójimo, benig­nidad, afabi­lidad, mansedum­bre y benevolencia.

Como os he dicho ya muchas veces, el hombre acostumbra a describir su compor­tamiento más denigrante, como un comportamiento bestial o brutal. Con este calificativo da a entender que este tipo de comportamien­to únicamente puede darse entre animales de inteligencia inferior a la vuestra.
Si analizamos cada caso de comportamiento "brutal" o "bestial" descubriremos que estas ac­ciones únicamente las puede llevar a cabo el ser humano. Son pues, ca­da uno de ellos, ejemplos flagrantes de compor­tamiento hu­mano, puesto que los demás animales jamás se comportarían de tal mane­ra.

Cuando se habla de torturas, se acostumbra a calificar­las de: "trato inhumano".
¿Es qué acaso existe algún animal que tortu­re, aparte del hombre?
La tortura es pues, un comportamiento tipicamente humano, ex­clusivo del hombre. Expresiones como: "...los trataron como a anima­les", son sumamente esclarecedoras.
Cada una de estas expresiones delata en vosotros vuestra naturaleza especista.

El "especismo" es, en realidad, una for­ma tan irra­cional de discrimina­ción como el racismo. Y prácticamente TODOS VOSOTROS sois especistas.
Al consideraros superiores como especie, no sois mejores que el más asqueroso de los racistas.

Muchos animales son torturados en los pueblos de España para zafia diver­sión del primate humano, mientras una masa de monos domésticos que se autodenominan “Antropó­logos Cultura­les” aplaude este cruel comportamiento, a la vez que pre­ten­den jus­ti­fi­carlo al etiquetarlo como "Cultura Ancestral".
Para tran­quili­zarse con su conciencia, se limitan a inventarse un abismo en­tre el ser huma­no y los demás animales, y, de esta manera, la arbitra­rie­dad, el abuso, y la crueldad, será más fácilmente excusada y legiti­mada.

En las escuelas y universidades se insiste una y otra vez sobre el dis­curso de que los animales carecen de razón. Supo­ni­endo que tal fala­cia fuese verdad, ¿Justificaría esta consideración los constantes malos tratos contra los animales en el nombre de la Cul­tura?.

La incultura de un pueblo se pone en evidencia, entre otras cosas, por la ignorancia de la ver­dadera naturaleza humana.
El hombre occi­dental, en su desprecio por los demás animales, se atreve incluso a ne­garles la posesión de sentimientos.
Cualquier propietario de perro ha visto, en incontables ocasiones, a su animal con diferentes grados de irritación o enfado.
Lo ha visto triste, frustrado, excitado, conten­to, mostrando diversos niveles de alegría, etc. Cualquiera de los lec­to­res que tenga perro podrá, sin duda, contestar a la siguiente pregun­ta: ¿Cuál, de los seres vivos que viven contigo en tu casa (in­clu­yendo tus familiares), se alegra más, cuando llegas al hogar? Sin duda la respuesta unánime será, "El perro".
El perro saltará de alegría al verte de nuevo, aunque te hayas ausentado, solamente, por el breve es­pacio de tiempo necesario para comprar un periódico.
Uno puede imagi­narse a un perro, asustado, feliz, enfada­do...pero también se lo puede imaginar esperanzado.
Si un perro espera que al otro lado de la puer­ta se en­cuentre su amo, y al abrirla, descubre que hay otra persona, el perro se mostrará com­pletamente frustrado....DONDE HAY CONTRARIEDAD, AN­TES HUBO ESPERANZA.

¿Cuándo os enterareis de que no hace falta hablar para tener emociones?. Nadie duda que ten­gan emociones los niños que aún no hablan.
Hay gente que pi­ensa que no tiene deberes para con el pe­rro, porque el perro no puede juzgar. Pre­guntémosles si los tienen con los bebés, niños, enfer­mos mentales, o ancianos seniles.
En una ocasión un representante de vuestra especie, de profesión abogado, me soltó que: “Los animales no tienen derechos, porque no tienen obligaciones…”. Sabiendo que su padre estaba en cama paralizado por un accidente, le hice una pregunta muy directa…
-¿Crees que los tetrapléjicos tienen obligaciones?
- “¡¡ Rotundamente, No ¡¡”, me contestó.
- “Entonces..”, le dije, “según tu teoría, tampoco tendrán derechos…¿Verdad?”.
Tendríais que haber visto su cara ¡¡

Volviendo a vuestro mejor amigo, el perro, debo deciros que, a pesar del gran cariño que os demuestra, lo tratáis, con dema­siada frecuencia, de la manera más cruel. Un clásico entre vosotros es la muy oída expresión “le trataron como a un perro”… creo que la frase se comenta por si sola.

Al llegar las vacaciones de verano, miles y miles de pe­rros son a­ban­do­nados por sus dueños. El cachorrito que se regaló al niño por Navidad ha perdido su forma juve­nil, y se ha convertido en un adulto no tan agraciado. Ha crecido, y ocupa más espacio. Las vacacio­nes se acercan, y las guar­derías para perros son caras y escasas; por eso se decide su abandono.
A esos “juguetes de Navidad rotos” cabe añadir la gran cantidad de nacimientos que se producen justo antes del verano.
El año pasado (2007), en verano, la cifra de perros abandonados logró superar en un 50% la cifra del año anterior por las mismas fechas.
El cambio climático, que vosotros habéis provocado, propicia gran cantidad de camadas justo antes del inicio del verano, por ello la inmensa mayoría de perros abandonados son cachorros. Los celos de las hembras se han retrasado y eso hace que coincidan todos los nacimientos poco antes del inicio del verano. La mayoría de vosotros abandonáis las camadas enteras en las cunetas de las carreteras.
Otros miles de perros que nacieron y crecieron en una ca­sa, y que ape­nas cono­cían el mundo exterior, se encuentran de pronto aban­dona­dos en un me­dio des­conocido y totalmente hostil, lleno de rui­dos y olo­res desco­nocidos.
El animal se sume rápidamente en una pro­funda depre­sión, que va unida a varios desordenes emocionales: se sien­te per­dido y deso­rien­tado. En un santiamén se le han arrebatado sus referentes afec­tivos. Acaba de perder a la totalidad de sus seres queridos, sus lugares fami­liares, todo lo conocido, y todo lo que para él representaba seguri­dad.
Los perros abandonados tardan en reaccionar, empiezan a correr de­so­rientados entre los neumáticos de los vehículos, buscan­do desespera­da­mente a sus dueños, a los que frecuentemente creen recono­cer, al confun­dirlos con extraños.
Muchos de ellos perecerán atrope­llados por los coches en las carreteras, pudiendo provocar serios acci­dentes (como in­forma reiterada­mente, la Dirección General de Tráfi­co).

El año pasado abandonasteis un total de 108.895 perros y 24.457 gatos, lo que supone un incremento del 6,3 por ciento y del 28,4 por ciento con respecto al año 2006, respectivamente.
Andaluces, madrileños y catalanes son los que más canallescamente se comportan con el mejor amigo del hombre.
Andalucía encabeza este triste ranking con 21.670 abandonos, seguida de Madrid con 16.988, y Cataluña 15.572.

Lo cierto es que en vuestras latitu­des, es ciertamente difí­cil reco­rrer en verano diez kiló­metros de carretera, sin haber encontrado el ca­dáver de algún perro despanzurrado contra el asfalto. Nada pare­cido puede verse en otros países europeos, y sólo en los ubicados en el sur del Con­ti­nen­te se pueden observar este tipo de espectáculos.

Algunos de los perros que pueden ser cap­tura­dos son en­tre­ga­dos a los centros de investi­gación para que sus nuevos due­ños les ex­tirpen, corten, am­puten y co­san órga­nos sanísimos, o les in­yecten en­fer­medades en estado experi­mental que les producirán una ago­nía “científicamente monitoriza­da”.
A veces, un mismo animal servirá para que va­rios turnos de alumnos de determinadas Facultades de Veterinaria experi­menten con cada rincón de su cuerpo. Se de buena tinta que alguno de estos mártires caninos ha tenido que soportar las inyecciones de los alumnos de algunos grupos de prácticas en Veterinaria. Con el agravante de la falta de destreza de las manos temblorosas del alumnado.
A otros les rompen algunas de sus patas para que los alumnos practiquen las técnicas de “recuperación de fracturas”, etc.
Algunos de los alumnos asqueados de tanto torturar se hacen objetores de conciencia.

El hombre evita men­cionar que los anima­les son seres sen­sibles con vida a­fec­tiva y emocio­nal. El men­saje católico tiene mucho que ver con e­llo: "Sólo el hombre es digno porque tiene un alma que salvar".
La reli­gión cristiana ha desconsiderado siempre a los animales no humanos.

Los demonios, en la tradición cató­lica, siempre se han asocia­do a otros anima­les. Al diablo se le ha representado con la forma de un murciélago, serpiente, cabra, toro, gato, etc.

Por el contrario, a Dios, a la Virgen, a Jesucristo y a los Santos, se les representa en forma de humanos, o lo que es lo mismo, se les representa como monos domésticos.

Durante la Inquisición la Iglesia Católica enviaba a la hoguera a quien tuviese en casa un gato negro, ya que según las “sabias” autoridades eclesiásticas, un gato negro era la encarnación del diablo.

La prueba estaba en el color. El negro siempre se asoció a la brujería y a la maldad (quizá por eso los sacerdotes visten sotanas de color negro). Se definía al gato como un animal “traidor” (lo habréis oído más de una vez) por eso se desplazaba elásticamente, con sigilo y sin hacer ruido. Otras pruebas de su poder demoníaco eran sus maullidos “que recordaban el llanto de un bebe” y que sus ojos fueran un par de ascuas encendidas durante la noche. Su comportamiento nocturno les reafirmaba más en sus creencias, pues el diablo es “el rey de las tinieblas”.
Por todo ello los gatos estaban condenados a la hoguera. Los saltos, bufidos y maullidos desgarradores al ser arrojados al fuego eran la prueba final de que el gato estaba poseído por el diablo.
Y así millares de gatos se convirtieron en mártires gracias a la ignorancia y a la superstición cristiana.

Las jerarquías ecle­si­ásti­cas, por su influencia en el pueblo, son en gran parte culpables del desprecio que tenéis por los demás animales.
Pío IX se pronun­ció sobre los ani­males de la si­guiente ma­ne­ra: "Las bestias, por care­cer de inteligencia, y por tanto no siendo perso­nas, no pueden te­ner derechos de ninguna clase,...no te­nemos pues, para con ellos, de­beres de caridad ni de ningún otro tipo...­como no los tenemos con los árboles o las piedras".
Convendréis conmigo que sólo un imbécil integral se puede expresar así.
Pues bien, no hace falta decir que la Iglesia Católica se apresuró a beatificarlo.

El car­de­nal Pietro Palazzi­ni, de la secta católica del Opus Dei, encargado de las canonizaciones, replicó a los eco­logistas y antivi­visec­cionistas, en 1989, diciéndoles que pensasen más en las vio­len­cias que padece la vida humana, y deja­sen en paz a los a­nimales, porque "corrían el riesgo de con­vertirse e­llos mismos en bes­tias". ¡¡ Menudo cateto ¡¡ Ese fulano sabrá muy bien la que es una Biblia pero tengo muy claro que ese tipo lo más cerca que ha visto un diccionario o una enciclopedia ha sido a 2 metros de distancia…en las estanterías de las librerías.

En el mismo año de 1989, el obispo de Udine (Ita­lia), afirmó que "dejar morir de hambre a un perro, no es una in­jus­tic­ia, porque el perro no es una persona, sino un ob­jeto del hom­bre"....
¡¡ Otro sinvergüenza ¡¡ ….SI ASÍ PIENSA EL "PASTOR",.. ¿ QUÉ PENSARÁN SUS "OVEJAS"?.

Aún hoy, en diciembre del 2008, siguen siendo actua­les las pala­bras pronunciadas en 1789 por Jeremy Bentham: " Los fran­ceses han des­cu­bierto que la ne­grura de la piel no es razón para que un ser humano sea abandonado sin remisión al capricho de su torturador. Quizá algún día, se reco­nozca que el número de patas, la pilosidad de la piel, o la conclusión del hueso sacro, son razones igualmente insu­ficientes para abandonar a una criatura sensible al mismo destino...
Las preguntas no deben ser: ¿Puede razonar?, ¿Puede hablar?, ¿Tiene conciencia de si mis­mo?,... la pregunta es: ¿PUEDE SUFRIR?".

La Asociación para la Defensa de los Derechos del Ani­mal (ADDA) de­nunció, en 1989, casos verdaderamente impactantes, como el de unos niños de Ga­vá (Barcelona) que tenían encerrada una manada de perros en una cueva. Les hacían la prueba del círculo de fuego, y les ataban un alam­bre a los testículos, para que se les fue­ran desgarrando al cami­nar.

En Tarrago­na, la misma entidad denunció a unos jóvenes que se de­dicaban a quemar vivos a perros abandonados, entre risas y bromas.

En Arbizu, se denun­ció a un grupo de mozos que trocea­ron vivo a un cerdo con una moto­sie­rra, mientras otros, para diver­tir­se, a­rrojaban a un ga­to en el acei­te hirviendo de un puesto de churros.

Las protectoras nos hablan de robos de animales que luego son apaleados, violados y torturados por el mono domestico.

En Tarragona, hace unos años, un empleado de la Protectora de Animales al llegar por la mañana a su trabajo encontró a 15 perros con las patas delanteras cortadas con sierras.
Algunos ya estaban muertos, desangrados. A los que agonizaban, les sacrificaron para evitarles el terrible sufrimiento.
Un grupo indeterminado de vuestros colegas de especie saltó por una ventana al interior de la protectora durante la madrugada del domingo. Una vez dentro cogieron a una quincena de perros, a los que ataron, uno a uno al tronco de un olivo, los taparon con una manta para que sólo les sobresalieran las patas delanteras, que fueron cortando poco a poco valiéndose de una sierra.

En Badajoz el año pasado hallaron un perro y un gato muertos después de haber sido torturados. En este caso otros de vuestros congéneres le habían cortado las patas posteriores al gato, mientras que al perro le habían fracturado las patas repetidas veces, no sin haberle hecho antes un profundo corte en el lomo.
Los nativos de la zona explican que esa es la manera de divertirse los jóvenes de la zona entre semana.

Los niños, a la hora de descargar su agresividad, no pue­den hacer­lo contra los mayores para no aumentar la represión de es­tos, con lo cual las víctimas de su agresividad redirigida son, las más de las veces, los indefensos animales.
Sus "ge­nialidades" in­cluyen, aban­donar perros atados sobre los raíles del tren, colocar­les petardos en­cendidos en el ano, quemar sapos, cortarles las colas a las lagar­ti­jas, apedrear cual­quier ser vivo, reventar con un alfiler los ojos de los pajarillos... "para que canten mejor", etc.

Uno de los recuerdos más tristes de mi vida, fue, sin duda, el encon­trarme en los jardines de la Universidad de Barcelona, a un gatito de poco más de un mes, cu­yos ojos habían sido quemados con un cigarrillo. ..Claro que en esta ocasión, más que hablar de niños, se debería hablar de jóvenes univer­sitarios...lo cual es to­davía más triste.

En vuestro país, los corderos aún se degüellan ante la manada; los cerdos, aún se echan vivos en agua hirviendo; en muchos lu­ga­res, aún es costumbre ma­tar perros y gatos callejeros, colgándolos de los árboles. (ver el post "El cazador, otra versión del mono asesino" del viernes 31 de octubre del 2008)
Los hacinamientos que se permiten en ciertos traslados de animales no serían tolerados en humanos.

Uno de los métodos que se emplean en todo el Estado para sacrificar a los anima­les que están contagiados con la peste, es el de matarlos a palos. Mientas escribo estas líneas tengo ante mí un escrito donde se denuncia una de estas salvajes matanzas. Se trata de 1.100 cerdos a­fectados por la peste porcina africana, que fueron muertos a palos en la localidad de Montgai (La Noguera). La matanza duró cuatro días.

Os habéis ido acostumbrando a presenciar en los teledia­rios manifestaciones de ganade­ros que utilizan animales para llevar a cabo sus reivin­dica­ciones. Descargan parte de su ganado en plena vía pública, y lo lanzan contra la policía, o lo utilizan como barrera viva. Muchos de estos animales lle­van sobre sus lomos frases insultan­tes es­cri­tas con spray.


En diciembre de 1987, en Navarra, un grupo de gana­de­ros de la UAGN (sector porcino) degollaron varios cerdos en las puer­tas de la Delega­ción de Agricultura, ante las cámaras de la televi­sión re­gional, para protestar por las impor­taciones de carne porcina de la CE. Los pobres animales fueron acuchillados en medio de la carga poli­cial. Su sonora y lenta agonía duró más de media hora.

En algunas ciudades, los Ayuntamientos, eliminan el ex­ceso de palomas a base de emplear el siguiente procedimiento: a pri­me­ras horas del día, para que la gente no pueda verlo, los empleados arro­jan gran cantidad de grano en la zona donde abundan. Una vez con­centra­das las aves, les lanzan redes encima, lo cual ocasiona gran cantidad de cuellos, alas, y patas rotas. Las redes se introducen (con las palo­mas) en ces­tos de plástico, comprimién­dolas hasta el máximo y, por úl­timo, se su­mergen en contenedores llenos de agua, para ahogarlas... Se hubiese podi­do controlar el mismo número de palomas alimentándolas con grano anticoncep­ti­vo… pero la del “ahogo brutal” es una forma más “humana” para terminar con ellas. Las palomas son dolorosamente exterminadas y los monos urbanos que les dais de comer sois multados por las autoridades represivas.

En Madrid se capturan más de 10.000 palomas al año para el sacrificio. Es sumamente cómico, a la par que vergonzoso, que el animal que destroza y poluciona la Tierra eliminando la vida animal y vegetal de cada rincón que pisa, desprecie a las palomas llamándolas "ratas del aire". Ello ha propiciado que muchas empresas, que antes se dedicaban exclusivamente a la exterminación de ratas o cucarachas, hagan su agosto ahora con la elegante y mansa Columba livia.

En ocasiones se maltrata a los animales para obtener de ellos al­gún beneficio culinario. En algunos restaurantes se sirve como plato de especiali­dad, cere­bro de chimpancé. El chimpancé es descerebrado en vivo de­trás de un biombo situado frente al cliente, en la antesala del comedor. Se sirve acto seguido (aún caliente) con un chorrito de limón.

Crustá­ceos y molus­cos se suelen echar en agua hirviendo, para "mejorar su sa­bor".
En Corea del Sur, los perros son criados para su consumo en "granjas", dentro de jaulas mugrientas y repletas de cánidos. Ellos son apretujados tan fuertemente dentro de camiones que sus miembros habitualmente estallan como varillas bajo el peso de otros aterrados animales mientras son transportados al mercado.
Como si esto no fuera suficientemente malo, los perros son frecuentemente torturados y violentamente golpeados antes de ser degollados para elevar el flujo de adrenalina que es reclamado para incrementar el sabor de la carne y, supuestamente, aumentar la virilidad de los hombres que los comen.
Finalmente, los perros soportan el horror de que sus cogotes sean acuchillados mientras se encuentran plenamente conscientes.
Los gatos son también mantenidos bajo las mismas horrendas condiciones en mercados antes de ser hervidos vivos en ollas a presión para extraerles su "jugo" para el uso en "tónicos".
La Sociedad Real para la Prevención de la Crueldad contra los Animales afirma que los gatos son puestos en agua hirviendo mientras aún se encuentran vivos.
Para obtener el "foie" de oca se escogen ejempla­res conseguidos por cruces genéticos, que presentan una caja torácica lo sufi­ci­en­temente desarro­llada para que pueda acoger la progresiva des­pro­por­ción hepáti­ca.
Durante 20 días, y dos veces por jornada, se les obli­ga a tragar enormes raciones de hasta medio kilo de maíz en grano, re­blande­cido con agua. Para ello, se les empotra en la cavidad bucal un embu­do, por el que se fuerza la comida sin parar.

La barbaridad del trato se hace evidente cuando se consi­dera que, en cir­cunstancias normales, estos a­nimales sólo in­geri­rían unos 50 gramos por día.
En realidad, una sim­ple punción en el hipotálamo de las ocas, les evitaría la tortura de la comida forzada, ya que les provocaría un apetito des­medido que les obligaría a sobrealimentarse voluntariamente.
Aunque las normas de los expertos dic­taminan que un hígado no debe sobrepasar los 400 gramos pa­ra ser con­siderado de primera calidad, se fuerza a la mayoría de las ocas a desarrollar hígados de hasta 700 gramos.

El hí­gado enfermo de la oca es devorado con fruición por el primate humano, que considera esta hepatomegalia una verdadera delicia culina­ria.
Podría estar escribiendo días y días sobre vuestras tropelías con los demás animales, pero, ¿Para qué continuar? Al fin y al cabo todos sois conscientes de la impactante realidad.

Esa es vuestra realidad, la de un mono domestico, especista, torturador y asesino.

1 comentario:

dhati dijo...

I came across this wonderful piece of writing by Eugene O'Neill, the well known American playwright and a Nobel prize recipient. He reportedly wrote this to comfort his wife when their beloved dog, Blemie, was in his last days



" Last Will and Testament"

I, Silverdene Emblem O'Neill (familiarly known to my family, friends and acquaintances as Blemie), because the burden of my years is heavy upon me, and I realize the end of my life is near, do hereby bury my last will and testament in the mind of my Master. He will not know it is there until I am dead. Then, remembering me in his loneliness, he will suddenly know of this testament, and I ask him then to inscribe it as a memorial to me.

I have little in the way of material things to leave. Dogs are wiser than men. They do not set great store upon things. They do not waste their time hoarding property. They do not ruin their sleep worrying about objects they have, and to obtain the objects they have not. There is nothing of value I have to bequeath except my love and my faith. These I leave to those who have loved me, to my Master and Mistress, who I know will mourn me most, to Freeman who has been so good to me, to Cyn and Roy and Willie and Naomi and - but if I should list all those who have loved me it would force my Master to write a book. Perhaps it is in vain of me to boast when I am so near death, which returns all beasts and vanities to dust, but I have always been an extremely lovable dog.

I ask my Master and Mistress to remember me always, but not to grieve for me too long. In my life I have tried to be a comfort to them in time of sorrow, and a reason for added joy in their happiness. It is painful for me to think that even in death I should cause them pain. Let them remember that while no dog has ever had a happier life (and this I owe to their love and care for me), now that I have grown blind and deaf and lame, and even my sense of smell fails me so that a rabbit could be right under my nose and I might not know, my pride has sunk to a sick, bewildered humiliation. I feel life is taunting me with having over lingered my welcome. It is time I said good-by, before I become too sick a burden on myself and on those who love me.