sábado, 20 de septiembre de 2008

VUESTRA POLIGAMIA

Algunos de vuestros pueblos practican la poligamia, y el matrimonio en grupo.

La poligamia fue abolida por la fuerza, por el có­digo de Justi­niano en el siglo VI. Sin embargo, sigue practicándose aún.

En la po­liginia, el macho de la especie humana controla y domina a dos o más hembras, a las que considera como objetos de su exclusiva pro­pie­dad. Las re­cluye permanentemente, y las vigila para que no entren en contacto con otro macho. Si a pesar del control estricto, alguna mujer le es infiel, esta será castigada sin piedad, peligrando inclu­so su vida, o pa­sando a ser escla­va. Ni que decir tiene que la infidelidad del ma­cho pasa sin sanción.

La poliandria es mucho más rara que la poligi­nia. Se da en las contadas comunidades en las que escasean las muje­res.
Mientras la ley musulmana permite tener hasta cuatro es­posas, las normas judeocristianas admiten una sola. Desde el punto de vista biológico, las leyes musulmanas (en este detalle) tienen más sentido que las cris­tia­nas.

En todo el mundo animal, mientras la estrategia masculina con­siste en maximizar la diseminación de su esperma, la estrategia de la hembra se basa en optimizar el destino de sus óvu­los.

Vuestros parientes más próximos (chimpancés, bonobos, gorilas, etc.) son polígamos como vosotros, sin embargo, los monos domésticos os empeñáis en que no lo sois, proclamáis a diestro y siniestro que sois monógamos porque vuestros domesticadores así os lo han hecho creer durante siglos. Pero el hecho de que os hayan instruido en la mentira no justifica vuestra estulticia, y menos aun, si seguís insistiendo en que sois inteligentes.
Como los demás monos vosotros sois polígamos por naturaleza aunque pretendáis ser monógamos por imperativo social.

¿Por qué tendríais que ser una excepción a lo que es norma biológica?.

Mientras la mono­gamia es rara entre los mamíferos, la practican el 92 % de los pájaros. ¿Por qué se comportan los pája­ros de mane­ra tan di­ferente a los mamíferos?. La respuesta se encuentra en la distinta estrategia de re­produc­ción de los dos grupos: los pájaros ponen huevos, mientras que los mamíferos dan a luz a crías vivas que maman. Una vez pues­tos los huevos deben ser incubados y pro­tegidos de los de­preda­dores. Es prácticamente imposible para un pájaro encontrar comida por su cuenta a la vez que esta sentado sobre los huevos, sin embargo, dos pájaros pueden compartir la tarea por relevos.
Después de haber nacido las crías el problema continua, ya que las deben alimentar, cobijar y protegerlas de peligros. Todo queda re­suelto si uno de ellos se puede quedar en el nido mientras el otro va a buscar comida.
Ante esta situación el macho no obtiene su máximo éxito repro­duc­tor inseminando un gran número de hembras. Es mejor si con­centra sus esfuerzos en asegurarse el éxito de una sola pollada en una estación determinada. Por ello la inmensa mayoría de los pájaros son monóga­mos.
Sin embargo, en los mamíferos, la hembra puede ali­mentar al em­brión y a su vez alimentarse a si misma. Al nacer las crías las pue­de alimentar con su propia leche mientras se desplaza en busca de alimento, ella sola se basta para las dos funciones. Al des­pla­zarse la madre, la cría se agarra a su vien­tre y cuando es mayor ca­balga sobre su espalda.
Incluso si el macho contribuye a la super­viven­cia de los jóve­nes per­maneciendo junto a la hembra, puede seguir co­pu­lando con di­ver­sas hem­bras y protegerlas a todas como un harén, pero sin formar lazos especiales con ellas. Estratégicamente, le interesa más practicar la poligamia.

Las diferentes sociedades de mono domestico reac­cionan de manera diferente ante la infidelidad de la hembra o la del macho. Mientras la del macho sue­le tolerarse y entenderse, la de la hembra puede llegar a castigarse con la pena de muerte. Sois así de machistas ¡¡
Tenéis varias evidencias de que vuestra poligamia forma parte de vuestra biologia, una de ellas la tenemos en el hecho de que antes de la coloniza­ción occidental y de la impo­sición del imperialismo judeocristiano, la gran mayoría de las so­ciedades humanas eran polígamas. Mayoritariamen­te se imponía en ellas que el hombre tuviera varias esposas.

Como sabeis, me divierto leyendo vuestra Biblia, disfruto especialmente con la gran cantidad de disparates y contradicciones que contiene. Las recomendaciones en favor de la poligamia no tienen desperdicio.
En ella leo: En Génesis 4:19, “Y Lamec tomó para sí dos mujeres;…”
En 2 Samuel 12:8, Dios hablando a través del profeta Natán, dijo que si las esposas y concubinas de David no fueran suficientes, Él le habría dado aún más.
Salomón tuvo 700 esposas y 300 concubinas (esencialmente esposas pero de un menor rango) de acuerdo a 1 Reyes 11:3.,etc.

Muchos de los hombre prominentes en el Antiguo Testamento fueron polígamos. Abraham, Jacob, David, Salomón, y otros; todos tuvieron varias esposas.

La propia biología huma­na apoya la idea de que el hombre sea polígamo. El modelo difun­dido entre las especies polígamas, presenta a los machos algo más grandes y más agresivos que las hembras, mientras que estas alcanzan su madu­rez sexual antes que los machos. Todos estos factores se dan preci­samente en el primate humano.
La necesidad biológica del macho de la especie humana de relacio­narse con más hembras se hace evidente en sus reacciones perso­nales. Al lector le bastará para convencerse, ob­servar las reacciones que despierta, en el sexo opuesto, una atractiva hembra de la especie humana cuando pasea por una concurrida calle.
La hipo­cresía so­cial, típica del domesticado primate hu­mano, disfraza una verdadera po­liga­mia, a base de apuntarse a una serie de apareja­mien­tos monógamos su­cesivos que la sociedad occidental admite. En rea­lidad, es una ma­nera de hacer buena la fra­se popular de "..Hecha la ley, hecha la trampa..". En Madrid, en estos momentos, el número de divorcios ya iguala el número de matrimonios.

El vínculo matrimonial no es un vínculo de sangre, como lo es el de madre-hijo. Por esta razón, el lazo de unión es verdade­ra­mente débil. Se trata de dos seres que deciden vivir juntos por cues­tiones de interés social y/o sentimental, y por eso el frágil vín­culo se rompe tan fácilmente.
Para darle más consistencia, la socie­dad ri­tuali­za el matrimonio bajo la forma de contrato, el cual debe ser refrendado por una autoridad civil o religiosa, y firmado ante la presencia de tes­tigos. Las leyes se encargan de velar por el cum­plimiento de los a­cuerdos a la vez que prohíben otros vínculos ofi­ciales mientras dure el contrato matrimonial.
Todos los actos de legalización y la cantidad de leyes necesarias para su protección, nos hablan en realidad de la fragilidad del lazo matrimo­nial monógamo.

La prostitución es otra manera de manifestar las ape­ten­cias polí­gamas del macho humano. La prostitución masculina ape­nas existe, mientras que la femenina cada vez se hace más diversifi­cada, como puede constatarse en tantas y tantas páginas de periódicos dedica­das a anunciar contactos, masajes, etc. El cliente, atado al vín­culo monó­gamo por la doma social, podrá disponer de más hembras en un mo­mento dado, a con­dición de que pague por ellas, de esta manera, y previo pago, podrá ser polígamo durante 30 minutos…varias veces.

Las revistas eróti­cas o por­nográfi­cas se venden casi exclusi­vamente entre el sexo mas­cu­lino. En sus páginas hay 10 o 12 bellas modelos que el lec­tor-mirón hará mental­mente suyas a través de sus fan­tasías masturbato­rias. De hecho se trata de otra manera indirecta de ejercer la po­ligamia, la que llamaremos "poligamia mental" o “poligamia de coco”...la más barata de las poligamias.
Lo mismo es valido para vuestras hembras ¿o es que os creéis que las esposas que llevan unos años casadas piensan en sus maridos durante sus fantasías masturbatorias? ¿Quién las podrá excitar más, el marido barrigudo que mira la tele con la cerveza en la mano luciendo su camiseta “imperio”, o aquel simpático y esbelto seductor compañero de planta en la oficina?

Según un estudio efec­tuado por la UGT, el 27 % de las mujeres que trabajan han sufrido roza­mientos, to­ques, pe­lliz­cos, acorralamientos, etc., en sus puestos de trabajo. Esta ci­fra de acoso sexual se eleva al 84 %, cuando se in­cluyen en la lista, conductas como chistes, comenta­rios sexuales, sil­bi­dos, piropos, etc., hechos a propósito ante la tra­bajadora. Este aco­so, es e­jercido tanto por parte de los jefes como por par­te de sus com­pañeros de trabajo (solteros o casados). Las más soli­cita­das se sitúan entre los 26 y los 30 años. Las separadas, viu­das, y divorciadas son las que sufren el acoso más intensamente, especialmente si forman parte del escalafón más bajo de la jerarquía la­boral. Sólo el 11 % denuncia el acoso a sus superiores, por miedo a represa­lias. Estas cifras nos muestran, también, la evidencia de un comportamiento generali­zado de tendencias polígamas.

En Italia, desde 1990, en todos los contratos labo­rales se especi­fi­can normas contra las molestias y agresiones sexuales a la mujer. El diario "La Stampa" realizó una encuesta entre miles de muje­res trabajado­ras en Roma. Los resultados revelaron que el 35 % de las entrevistadas de­claraba haber sufrido molestias por parte de los hom­bres. Los índices más altos se registraron en los hospitales (un 60 %) y en los mi­nisterios (un 43 %). Ante el rechazo, el acosador muestra una frialdad desacostumbrada contra la mujer y empieza a remarcarle faltas mínimas o inexis­tentes en su trabajo, obligándola a realizar traba­jos más peno­sos, a la vez que se le retiran las ventajas laborales.

¿Os habéis preguntado alguna vez por qué os veis obligados a penalizar las violaciones casi con los mismos años con los que castigáis un asesinato? ¿O por qué se castiga incluso con la pena capital a la mujer infiel en el Islam?
¿Habéis reflexionado alguna vez sobre lo que les suele ocurrir a las hembras del enemigo en tiempo de guerra?
Queda claro que en vuestra autodomesticación os habéis visto obligados a imponeros graves sanciones para evitar tocamientos, abusos sexuales, la trata de blancas, el turismo sexual con menores, etc. Incluso ahora habéis tenido que prohibir la prostitución callejera para tapar evidencias.
Sabéis de sobra que tipo de “uso” dais (y habéis dado a lo largo de la historia) a vuestras esclavas.
No dudo que alguna vez habréis oído hablar del “derecho de pernada” o de “harenes” de mujeres al servicio de los sultanes del pasado, del presente y del futuro o de la enorme proliferación de clubes de contactos, de intercambio de parejas y de agencias de ligue en Internet para así poder potenciar vuestra poligamia en el presente y en el futuro.
La cifra de vuestros divorcios se dispara año tras año.. ¡¡Cuantos y cuantos divorcios son debidos a casos de infidelidad ¡¡
Incluso uno de los famosos diez mandamientos legados por vuestro supuesto Dios está dedicado a intentar frenar vuestra poligamia al castigarla con las penas eternas del infierno … “NO DESEARÁS LA MUJER DE TU PRÓJIMO”.
Y así podría seguir y seguir con más y más evidencias…

Esta pasada semana me he partido de risa con vosotros.. una vez más. Resulta que ahora en un laboratorio han descubierto que tenéis un gen que os hace ser polígamos ¿No os habéis dado cuenta hasta el 2008? ¿Dónde está vuestra supuesta inteligencia?
Miraba el otro día la televisión catalana en la que entrevistaban a una azarada supuesta bióloga que confesaba, muy nerviosa, el descubrimiento del “gen de la poligamia” a la vez que se apresuraba a afirmar que sólo aparecía en un 40% de los machos humanos, para insistir, acto seguido, que en el hombre NO TODO ES ANIMAL ¡¡¡ ¿Será posible? ¿Aun con esas? ¿Tenéis por ventura algo de vegetal, o se refería quizá a vuestras prótesis de plástico o de titanio?
La joven hembra afirmaba que también hay una parte “humana” ¡¡ en el hombre ¡¡, y yo pregunto ¿La parte humana.. no es también de naturaleza animal?
Por otra parte ¿Se les ha ocurrido a vuestros científicos pensar en que el resto de los hombres que “SUPUESTAMENTE” no son polígamos, puede que no lo sean por ausencia del gen (la variante 334) sino por haber sucumbido a la doma religiosa y social que os obliga a actuar contra natura para poder ser aceptados socialmente? Por lo que veo, seguro que no han atinado a pensar en ello. Algo por otra parte muy normal…tratándose de vuestros científicos.

La publicación del “hallazgo” en la revista científica PROCEEDINGS OF THE NATIONAL ACADEMY OF SCIENCES muy probablemente pasará a complicaros aun más vuestras vidas ya que, a partir de ahora, puede que las hembras que quieran firmar un contrato matrimonial con machos de vuestra especie, exijan antes un certificado genético a sus futuros “socios de contrato”, ya que la presencia del alelo 334 podría significar el anuncio de futuras infidelidades.

El comportamiento de cualquier primate debe considerarse bajo tres conceptos: el genético, el social y el psicológico, todos ellos tienen su influencia en el mono domestico, por ello cabe decir que tanto la doma social como la presión psicológica puede actuar contra la lógica biológica de lo genético y modificar el comportamiento natural del animal humano.
Según vuestros expertos el amor tiene tres componentes: sexo, amistad y ternura; con harta frecuencia estos tres componentes se encuentran repartidos entre varias personas en lugar de encontrarse en un único sujeto. Cualquiera que no encuentre estos tres atributos en su “media naranja”, será un serio candidato para engrosar las filas de los infieles.
Todos sabéis, por otra parte, que cuando una relación personal monógama se prolonga durante bastantes años existe el evidente peligro de caer en una rutina que puede convertir la relación en tediosa, lo que también lleva a la infidelidad al tener que buscar fuera del matrimonio el aliciente que la rutina mató y que la novedad aporta.

Muchos de los que fuerzan una relación monógama contra lo que es habitual entre los primates descubren, muy a su pesar, que la primera crisis matrimonial suele aparecer a los cuatro años de relación. Esta crisis parece genéticamente programada y se explicaría por el hecho de que cuatro años de pareja monógama bastarían para proteger a la cría en los primeros años críticos. Tres años para gestación y amamantamiento y uno más de sobreprotección a la cría.

En vuestro país, la última encuesta sobre adulterio del Centro de Investigaciones Sociológicas es ya muy antigua (1995). Por aquellas fechas un 46 % de los españoles reconocían tener relaciones adulteras heterosexuales. Convendréis conmigo que si un 46% admitían haber sido adúlteros la cifra autentica debería ser muy superior a la publicada.
La falta de sinceridad en las respuestas se demuestra con el hecho de que sólo el 17% de las mujeres admitieran haber sido adulteras. Esta cifra no encaja (ni de lejos) con las cifras de adulterio confesadas por los hombres. ¿Cómo puede ser que existan muchos hombres infieles y tan pocas mujeres adúlteras? (las visitas a prostitutas no se consideraba como adulterio en esta encuesta)… La explicación del desfase de cifras estaba en la mentira de las hembras.
La poligamia y la infidelidad es la principal fuente de ingresos de los detectives y cada vez existen más y más empresas que se ofrecen al infiel para darle cobertura a fin de que pueda seguir engañando a su pareja con éxito. Sería interesante que dierais un vistazo a la web: http://coartadaclub.com/ para convenceros de la cantidad de ayuda que se puede poner al alcance del infiel para que sus aventuras no sean descubiertas.
Vuestra sociedad intenta defenderse del desbordante índice de poligamia que se evidencia en todas las estadísticas eliminando del concepto “poligamia” a toda relación que no muestre un vínculo establecido.

En vuestra hipocresía no consideráis que exista poligamia, cuando en la relación se dan relaciones sexuales casuales como orgías, intercambio de parejas, amoríos diversos, prostitución, etc. De esta manera pretendéis disimular lo que es evidente. Naturalmente, y como es norma en vosotros, consideráis polígamo a cualquier animal de otra especie que frecuente diversas hembras en cualquiera de los supuestos antes expuestos.
Sois, y siempre seréis, así de falsos y así de hipócritas.


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