¿Cuántas y cuántas veces os dejáis llevar por nuestro temperamento en contra de vuestra voluntad?
El comportamiento innato es más importante en vuestras vidas de lo que os imagináis.
Los animales tenemos la capacidad de aprender, y el aprendizaje puede ser autodidacta o copiado del comportamiento observado a sus congéneres.
Analizando el comportamiento de mamíferos recién nacidos, se aprecia que la inmensa mayoría son perfectamente capaces de percibir profundidades espaciales, tan pronto como empiezan a moverse, incluso en los casos en los que la locomoción se da inmediatamente después del parto.
El animal humano no es una excepción, y también posee un gran número de otras pautas motoras innatas. Cualquier cría del primate humano, nace sabiendo mamar, llorar, reír, sonreír, asirse a su madre, etc. Aunque, en realidad, viene al mundo mucho menos preparado que una rata, una ternera o un gato, para enfrentarse a los cambios de su medio.
Aún hoy, algunos autores antropocentristas y especistas niegan que en el hombre se den comportamientos innatos. En realidad es muy fácil contradecirlos y ridiculizarlos con un gran número de ejemplos.
Los niños ciegos y sordos de nacimiento, crecen en un mundo sin luz y silencioso. Por ello les es totalmente imposible ver a alguien sonreír o ni siquiera oír el sonido de la risa humana. Sin embargo ríen y sonríen al igual que cualquier niño normal en estado de felicidad.
Naturalmente, también lloran de manera sonora y patean al igual que los otros niños "normales". Este comportamiento no lo aprenden a base de palpar la cara de sus padres, puesto que también sonríen los niños ciegos, sordos y que han nacido con muñones en lugar de brazos. Lo hacen incluso los niños a los que no les es posible aprender al tener el cerebro gravemente dañado.
La sonrisa de un bebé de mono domestico tiene un enorme poder de atracción, mientras que su llanto es uno de los sonidos que más perturban al ser humano.
Considerando estas premisas uno no puede menos que sorprenderse por la gran cantidad de bebés que el animal humano maltrata y la enorme cantidad de infanticidios que comete.
Los bonobos nunca actuaríamos así ya que nuestras mentes no están diseñadas para el crimen, como las vuestras.
Al bebé, la sonrisa le sirve de desencadenante social. La madre no puede resistirse ante su encanto y ello la hace esmerarse en el cuidado de su bebé. El resultado es un claro ejemplo de interacción, puesto que la cría, al sonreír, retiene a la madre a su lado. Podríamos decir que, hasta cierto punto, la madre es "esclava" de la sonrisa de su bebé.
El llanto es también una forma de llamar la atención. En realidad, hay varios tipos de llanto y cada uno de ellos se caracteriza por poseer un tono que le es propio. Como propios le son el patrón, los estímulos que lo causan, los que lo finalizan y los efectos que causa sobre los presentes.
El llanto de dolor es arrítmico y empieza de manera súbita, mientras que el de hambre, es rítmico y comienza de forma gradual.
El bebé se vale del llanto para atraer a los adultos hacia su persona y bien pronto aprende a manejarlo para tener constantemente compañía a su lado. Se ha demostrado de manera diáfana que los llantos de los recién nacidos son tan personales como sus huellas digitales. Por ello las madres son capaces de distinguir por el llanto, si es su propio hijo el que está llorando o se trata de otro bebé.
El rechazo a los extraños es otro de los comportamientos innatos de los bebés. Se da tanto en niños normales como en sordos y ciegos. Estos últimos distinguen a los conocidos (y los diferencian de los extraños) por el olor, como hace cualquier otro mamífero. Los desconocidos son rechazados, a pesar de que nunca ningún extraño los haya tratado mal.
El niño se siente seguro entre lo que le es familiar y desconfía de lo que le parece extraño.
En este comportamiento innato podría estar el origen de vuestro racismo y xenofobia.
El patrón fijo de conducta más evidente en los recién nacidos de vuestra especie es el giro de la cabeza y la succión. El giro de cabeza es de tipo alternante en los bebés prematuros. Dicho movimiento se efectúa, en estos bebés, de lado a lado y puede ser desencadenado por estímulos táctiles aplicados a zonas próximas a la boca. Este movimiento puede variar en amplitud y frecuencia y posee una forma estereotipada que se manifiesta tan pronto como el bebé, deseoso de mamar, contacta con el pecho de su madre.
En los recién nacidos normales, este movimiento es mucho más complejo. Al tocarles una zona próxima a los labios, el giro de cabeza se dirige hacia el estímulo y lo va siguiendo si se continúan estimulando zonas próximas.
Con ello se demuestra que el movimiento de la cabeza es provocado por estímulos táctiles y que la dirección se va corrigiendo de manera continua para poder seguir estos estímulos.
Una vez contactado el pezón de la madre, el estímulo táctil en la zona labial hace que el bebé abra la boca y aprisione el pezón. De esta manera se produce un nuevo estímulo (esta vez en el interior de la boca) que provoca la succión. Finalmente, la presencia de la leche en la boca, provoca un nuevo estímulo, el de deglución.
Una vez más os debo hacer notar, para vuestra desesperación, que vuestros bebes se comportan a la hora de mamar de la misma manera que los bebes de las ratas, perros, cerdos o chimpancés.
El animal humano no es una excepción, y también posee un gran número de otras pautas motoras innatas. Cualquier cría del primate humano, nace sabiendo mamar, llorar, reír, sonreír, asirse a su madre, etc. Aunque, en realidad, viene al mundo mucho menos preparado que una rata, una ternera o un gato, para enfrentarse a los cambios de su medio.
Aún hoy, algunos autores antropocentristas y especistas niegan que en el hombre se den comportamientos innatos. En realidad es muy fácil contradecirlos y ridiculizarlos con un gran número de ejemplos.
Los niños ciegos y sordos de nacimiento, crecen en un mundo sin luz y silencioso. Por ello les es totalmente imposible ver a alguien sonreír o ni siquiera oír el sonido de la risa humana. Sin embargo ríen y sonríen al igual que cualquier niño normal en estado de felicidad.
Naturalmente, también lloran de manera sonora y patean al igual que los otros niños "normales". Este comportamiento no lo aprenden a base de palpar la cara de sus padres, puesto que también sonríen los niños ciegos, sordos y que han nacido con muñones en lugar de brazos. Lo hacen incluso los niños a los que no les es posible aprender al tener el cerebro gravemente dañado.
La sonrisa de un bebé de mono domestico tiene un enorme poder de atracción, mientras que su llanto es uno de los sonidos que más perturban al ser humano.
Considerando estas premisas uno no puede menos que sorprenderse por la gran cantidad de bebés que el animal humano maltrata y la enorme cantidad de infanticidios que comete.
Los bonobos nunca actuaríamos así ya que nuestras mentes no están diseñadas para el crimen, como las vuestras.
Al bebé, la sonrisa le sirve de desencadenante social. La madre no puede resistirse ante su encanto y ello la hace esmerarse en el cuidado de su bebé. El resultado es un claro ejemplo de interacción, puesto que la cría, al sonreír, retiene a la madre a su lado. Podríamos decir que, hasta cierto punto, la madre es "esclava" de la sonrisa de su bebé.
El llanto es también una forma de llamar la atención. En realidad, hay varios tipos de llanto y cada uno de ellos se caracteriza por poseer un tono que le es propio. Como propios le son el patrón, los estímulos que lo causan, los que lo finalizan y los efectos que causa sobre los presentes.
El llanto de dolor es arrítmico y empieza de manera súbita, mientras que el de hambre, es rítmico y comienza de forma gradual.
El bebé se vale del llanto para atraer a los adultos hacia su persona y bien pronto aprende a manejarlo para tener constantemente compañía a su lado. Se ha demostrado de manera diáfana que los llantos de los recién nacidos son tan personales como sus huellas digitales. Por ello las madres son capaces de distinguir por el llanto, si es su propio hijo el que está llorando o se trata de otro bebé.
El rechazo a los extraños es otro de los comportamientos innatos de los bebés. Se da tanto en niños normales como en sordos y ciegos. Estos últimos distinguen a los conocidos (y los diferencian de los extraños) por el olor, como hace cualquier otro mamífero. Los desconocidos son rechazados, a pesar de que nunca ningún extraño los haya tratado mal.
El niño se siente seguro entre lo que le es familiar y desconfía de lo que le parece extraño.
En este comportamiento innato podría estar el origen de vuestro racismo y xenofobia.
El patrón fijo de conducta más evidente en los recién nacidos de vuestra especie es el giro de la cabeza y la succión. El giro de cabeza es de tipo alternante en los bebés prematuros. Dicho movimiento se efectúa, en estos bebés, de lado a lado y puede ser desencadenado por estímulos táctiles aplicados a zonas próximas a la boca. Este movimiento puede variar en amplitud y frecuencia y posee una forma estereotipada que se manifiesta tan pronto como el bebé, deseoso de mamar, contacta con el pecho de su madre.
En los recién nacidos normales, este movimiento es mucho más complejo. Al tocarles una zona próxima a los labios, el giro de cabeza se dirige hacia el estímulo y lo va siguiendo si se continúan estimulando zonas próximas.
Con ello se demuestra que el movimiento de la cabeza es provocado por estímulos táctiles y que la dirección se va corrigiendo de manera continua para poder seguir estos estímulos.
Una vez contactado el pezón de la madre, el estímulo táctil en la zona labial hace que el bebé abra la boca y aprisione el pezón. De esta manera se produce un nuevo estímulo (esta vez en el interior de la boca) que provoca la succión. Finalmente, la presencia de la leche en la boca, provoca un nuevo estímulo, el de deglución.
Una vez más os debo hacer notar, para vuestra desesperación, que vuestros bebes se comportan a la hora de mamar de la misma manera que los bebes de las ratas, perros, cerdos o chimpancés.
Las crías de mamífero, y entre ellas las del animal humano, necesitan succionar durante unas dos horas y media cada día. En otras palabras, necesitan succionar mucho más tiempo del que necesitan mamar.
Eibesfeldt y Bridger, comprobaron en 1967 y 1962, respectivamente, que las crías humanas succionan más cuando están saciadas y activadas de manera experimental que cuando se hallan privadas de alimento.
Tanto la erección del pene como los movimientos rítmicos de pelvis (en ambos sexos) y la eyaculación, deben considerarse como comportamiento innato.
Los bebés humanos presentan fases regulares de erección peneal. Erección que en algunos casos se hace rítmica.
Por otra parte, como apunta Lewis, los movimientos rítmicos de pelvis se inician entre los ocho y los diez meses de edad. En momentos de placer, tanto los niños como las niñas, abrazan a sus madres y proceden a efectuar una serie de rápidos movimientos oscilantes de pelvis, a razón de dos por segundo, como si estuviesen copulando.
Se ha observado que en el comportamiento de juego de los niños y niñas de dos a tres años se adoptan las posturas típicas del coito entre adultos. En realidad están practicando (sin ser conscientes) parte de las secuencias de cópula.
Otro tanto cabe decir de las conductas maternales, que las niñas y, en algunos casos los niños, proyectan sobre muñecas o sobre sus hermanitos más pequeños.
El animal humano tiende a aislarse en subgrupos pequeños, incluso dentro de un mismo grupo étnico, al igual que sus más próximos compañeros en la escala evolutiva, los chimpancés; pero a pesar de que en algunos lugares como Nueva Guinea se lleguen a hablar más de cien dialectos, existen una serie de pautas que se repiten de manera idéntica en las variadas étnias que se reparten por todos los rincones del mundo. Se trata, evidentemente de pautas innatas.
Eibesfeldt filmó las formas de saludo de diferentes pueblos localizados en los más recónditos parajes del mundo. Descubrió que para saludarse, todos ellos sin excepción, alzaban y bajaban rápidamente las cejas al tiempo que sonreían. Muchas veces añadían a tales movimientos una leve cabezada de asentimiento.
Muchas de las pautas motoras de carácter innato exhibidas por el primate humano son claramente una herencia filogenética, puesto que también las poseen los primates más cercanos a vosotros. Los chimpancés y los humanos muestran unos comportamientos de amenaza extraordinariamente parecidos. La única diferencia evidente reside en que los chimpancés pueden erizar el pelo en determinadas zonas del cuerpo, como los hombros, lo que ciertamente les da un aspecto amenazador. El animal humano ha perdido el pelo en esta zona, pero sin embargo intenta enfatizar la cuadratura de hombros a base de añadir apósitos sobre los mismos. Esta sería la idea de usar charreteras, tan comunes en los uniformes militares, especialmente en las casacas de los superiores en rango, ya que estos deben mostrarse poderosos e impactantes. También los guerreros de algunos pueblos primitivos se colocan alrededor de los hombros ostentosas plumas para que produzcan el mismo efecto.
También el hecho de patear el suelo y de enseñar los dientes cuando estamos especialmente encolerizados, es otra de las características comportamentales que os hermana con los otros primates. Tanto los monos papiones, por ejemplo, como los primates humanos bajan el labio inferior para mostrar el "armamento" de la dentadura...aún cuando en el animal humano ya hayan desaparecido los largos colmillos.
La facultad de poder reaccionar a determinados estímulos clave ("estímulos señal") de una manera determinada, es también común a muchos animales. Los mecanismos desencadenadores activan unas determinadas pautas de comportamiento como respuesta a estos estímulos.
La señal que desencadena la agresividad del petirrojo es la mancha roja que ostenta el rival sobre su pecho. Cualquier bola de plumas con una mancha roja que sea puesta dentro de su territorio, desencadenará su comportamiento agresivo.
La señal que desencadena la agresividad del petirrojo es la mancha roja que ostenta el rival sobre su pecho. Cualquier bola de plumas con una mancha roja que sea puesta dentro de su territorio, desencadenará su comportamiento agresivo.
Los humanos estáis también dotados de un sinnúmero de mecanismos desencadenadores innatos. Las formas juveniles de los bebés desencadenan una necesidad de acunarlos y acariciarlos. Lo mismo sucede con las formas juveniles de otras especies.
Veo que en vuestro país habéis tenido que prohibir la mendicidad que usaba bebes como reclamo. La presencia del bebe en brazos de la pedigüeña desencadenaba vuestro sentido de protección. Gracias a este desencadenante innato la desaprensiva os sacaba buenas cantidades de dinero para su provecho.
Hecha la ley, hecha la trampa, ahora estos delincuentes utilizan formas juveniles de otras especies (especialmente perros) para poder hacerse con vuestro dinero.
Cualquier imagen de animal joven con grandes ojos, frente abombada, anchos mofletes y boquita pequeña, despertará en vosotros parecidos sentimientos a los provocados por las crías humanas. Invito al lector a que en alguno de sus paseos por las calles de su ciudad, se detenga cerca de alguien que este paseando a un cachorrito de perro y, disimuladamente, tome nota de las exclamaciones tiernas, de cariz maternal, que emiten las hembras de la especie humana cuando descubren al perrito.
Lo mismo ocurrirá si les mostráis una cría de gato, un patito, un pollito, un pajarito, un corderito, etc.
El director de cine S. Spielberg, conocedor de estas apetencias del animal humano, creó el monstruo galáctico ET, cuidando de que en él destacaran determinados rasgos infantiles, tales como: cabeza grande (desproporcionada con respecto al cuerpo), inseguridad al andar, nariz respingona, ojos grandes, etc.
El éxito y la aceptación de su monstruo fue tal, que la película ET se convirtió en récord de taquilla, y su criatura se comercializó en todo el mundo. Todo ello le llevó a repetir la experiencia con nuevos monstruos de aspecto infantil, los "Gremlins", los cuales cosecharon parecido éxito.
El cineasta Walt Disney, ya había levantado un imperio a base de dotar con formas juveniles a todos sus personajes, desde el pato Donald a Bambi. Disney, exageró no sólo estas formas en sus dibujos animados, sino que también lo hizo con la descoordinación de movimientos propia de los animales muy jóvenes.
Veo que en vuestro país habéis tenido que prohibir la mendicidad que usaba bebes como reclamo. La presencia del bebe en brazos de la pedigüeña desencadenaba vuestro sentido de protección. Gracias a este desencadenante innato la desaprensiva os sacaba buenas cantidades de dinero para su provecho.
Hecha la ley, hecha la trampa, ahora estos delincuentes utilizan formas juveniles de otras especies (especialmente perros) para poder hacerse con vuestro dinero.
Cualquier imagen de animal joven con grandes ojos, frente abombada, anchos mofletes y boquita pequeña, despertará en vosotros parecidos sentimientos a los provocados por las crías humanas. Invito al lector a que en alguno de sus paseos por las calles de su ciudad, se detenga cerca de alguien que este paseando a un cachorrito de perro y, disimuladamente, tome nota de las exclamaciones tiernas, de cariz maternal, que emiten las hembras de la especie humana cuando descubren al perrito.
Lo mismo ocurrirá si les mostráis una cría de gato, un patito, un pollito, un pajarito, un corderito, etc.
El director de cine S. Spielberg, conocedor de estas apetencias del animal humano, creó el monstruo galáctico ET, cuidando de que en él destacaran determinados rasgos infantiles, tales como: cabeza grande (desproporcionada con respecto al cuerpo), inseguridad al andar, nariz respingona, ojos grandes, etc.
El éxito y la aceptación de su monstruo fue tal, que la película ET se convirtió en récord de taquilla, y su criatura se comercializó en todo el mundo. Todo ello le llevó a repetir la experiencia con nuevos monstruos de aspecto infantil, los "Gremlins", los cuales cosecharon parecido éxito.
El cineasta Walt Disney, ya había levantado un imperio a base de dotar con formas juveniles a todos sus personajes, desde el pato Donald a Bambi. Disney, exageró no sólo estas formas en sus dibujos animados, sino que también lo hizo con la descoordinación de movimientos propia de los animales muy jóvenes.
Estas exageraciones crearon el efecto de superestímulo desencadenante que vino muy bien a sus propósitos comerciales.
En vuestro país, cada año, por Navidad, las papelerías se inundan con tarjetas de felicitación ilustradas por el dibujante Ferrándiz, el cual (al igual que los anteriores) da formas juveniles a todos sus personajes, desde la Virgen hasta la mula.
La necesidad de calmar el deseo maternal de las hembras humanas de cierta edad (sin hijos ni nietos), ha llevado a comercializar los perros falderos, los cuales pesan lo que un bebé, (frecuentemente se les lleva en brazos) tienen grandes ojos, se mueven con un movimiento inseguro de balanceo, poseen un ladrido atiplado, y algunos ostentan un flequillo que les cae sobre los ojos, y una nariz pequeña y achatada.
Lo más positivo, para la propietaria, es que estas formas juveniles son permanentes, con lo cual su sentido maternal se verá satisfactoriamente colmado durante años. Es un ejemplo de perfecto desencadenante.
En vuestro país, cada año, por Navidad, las papelerías se inundan con tarjetas de felicitación ilustradas por el dibujante Ferrándiz, el cual (al igual que los anteriores) da formas juveniles a todos sus personajes, desde la Virgen hasta la mula.
La necesidad de calmar el deseo maternal de las hembras humanas de cierta edad (sin hijos ni nietos), ha llevado a comercializar los perros falderos, los cuales pesan lo que un bebé, (frecuentemente se les lleva en brazos) tienen grandes ojos, se mueven con un movimiento inseguro de balanceo, poseen un ladrido atiplado, y algunos ostentan un flequillo que les cae sobre los ojos, y una nariz pequeña y achatada.
Lo más positivo, para la propietaria, es que estas formas juveniles son permanentes, con lo cual su sentido maternal se verá satisfactoriamente colmado durante años. Es un ejemplo de perfecto desencadenante.
Para convencernos, nos basta comprobar como les hablan sus dueñas (con frecuencia emplean un tono de voz mucho más tierno que el que utilizan para dirigirse a sus maridos), como los sostienen, como los abrigan con diminutas mantas al llegar el invierno y como les adornan la cabeza con pequeños lazos de los más variados colores.
El animal se mueve inducido por impulsos internos y si se le presentan experimentalmente diversos objetos o situaciones, podremos averiguar cual es su verdadera disposición. Si tiene sed, buscará insistentemente algo que beber; si tiene hambre, buscará comida; si tiene una necesidad sexual, buscará aparearse, etc. Si no halla ninguna ocasión para satisfacer sus impulsos, pueden producirse las acciones de vacío, en las que el animal simula efectuar la acción.
Obviamente, el animal humano también se mueve por impulsos internos. A lo largo del día se alternan las necesidades de beber, comer, dormir o moverse y, periódicamente aprecia una clara disposición sexual, cuya intensidad varía.
Todas estas necesidades son consecuencia de la dictadura de los procesos fisiológicos que se producen en vosotros al igual que en cualquier otro animal. Algunas de estas pulsiones, especialmente la sexual y la agresiva, se convierten en obstáculos para la convivencia social "civilizada". Por ello la sociedad dicta unas normas represoras de los instintos que forman parte de lo que llamaremos "doma social" la que, precisamente, os ha convertido en monos domésticos.
Las pautas innatas de comportamiento no siempre están totalmente desarrolladas en el momento de nacer. Bastantes de ellas irán madurando poco a poco a lo largo de la primera fase de la vida. Ello está facilitado por la clara predisposición al aprendizaje que se da en los mamíferos.
El animal se mueve inducido por impulsos internos y si se le presentan experimentalmente diversos objetos o situaciones, podremos averiguar cual es su verdadera disposición. Si tiene sed, buscará insistentemente algo que beber; si tiene hambre, buscará comida; si tiene una necesidad sexual, buscará aparearse, etc. Si no halla ninguna ocasión para satisfacer sus impulsos, pueden producirse las acciones de vacío, en las que el animal simula efectuar la acción.
Obviamente, el animal humano también se mueve por impulsos internos. A lo largo del día se alternan las necesidades de beber, comer, dormir o moverse y, periódicamente aprecia una clara disposición sexual, cuya intensidad varía.
Todas estas necesidades son consecuencia de la dictadura de los procesos fisiológicos que se producen en vosotros al igual que en cualquier otro animal. Algunas de estas pulsiones, especialmente la sexual y la agresiva, se convierten en obstáculos para la convivencia social "civilizada". Por ello la sociedad dicta unas normas represoras de los instintos que forman parte de lo que llamaremos "doma social" la que, precisamente, os ha convertido en monos domésticos.
Las pautas innatas de comportamiento no siempre están totalmente desarrolladas en el momento de nacer. Bastantes de ellas irán madurando poco a poco a lo largo de la primera fase de la vida. Ello está facilitado por la clara predisposición al aprendizaje que se da en los mamíferos.
En otro orden de cosas y antes de terminar mi post semanal quisiera comentar que esta semana se han reunido en Madrid unos cuantos monos domésticos de la especie Homo sapiens, que en su día fueron votados por millones de vosotros para gobernar el país.
Se supone que escogisteis a los que os parecerían mejores, pues bien, del resultado de la reunión que incluía debate y votación, se puede concluir que incluso “lo mejor” de vosotros invita, primero a la náusea y luego al vómito.
Resulta que los monos reunidos se citaban para decidir si los otros monos de su familia (me refiero evidentemente a los chimpancés, orangutanes, gorilas y bonobos) podrían tener ALGUNOS Y SÓLO ALGUNOS, de los derechos que ya tenían los monos humanos.
Y yo os pregunto.. ¿Qué méritos habéis hecho para decidir sobre los derechos de los demás? ¿A santo de qué tenéis que tener vosotros más derechos que los otros monos de vuestra misma familia? ¿Qué os habéis creído?
La Comisión de Medio Ambiente del Congreso se reunió el miércoles 25 de junio, para ver si, finalmente, España se decidía a sumarse al Proyecto Gran Simio de iniciativa internacional.
El Proyecto sugiere que los otros simios también tienen derecho a la vida, a la libertad y a no ser maltratados…¡¡ y vosotros en España aún os lo tenéis que pensar ¡¡.
Sois tan miserables, que aun os estáis planteando si es conveniente otorgar a los otros monos algunos de los derechos básicos de los que disfrutáis vosotros, los monos domésticos.
Hace dos años el diputado verde adscrito al PSOE, Francisco Garrido propuso algo similar, pero todo quedó en nada al recibir escarnio, mofa y todo tipo de burla por parte de los monos encorbatados que sentaban sus posaderas en el hemiciclo de las Cortes por la zona “conservadora”. Una cosa queda clara, el coeficiente intelectual de estos individuos es inversamente proporcional a la intensidad de sus burlas.
Como ya os podréis imaginar, el partido puritano (PP) dio la nota al negarse a apoyar la moción en aquella ocasión.
Como partido de base católica les debió parecer intolerable que los demás animales tengan algunos derechos que consideran privativos del primate humano.
Pero es que en esta ocasión los “peperos” han ido aún más lejos, ya que han votado en contra del proyecto Simio.
La popular Raquel Arias hizo gala de su nivel cultural al decir que le producía “rubor” el simple hecho de “tratar” la equiparación legal entre simios y humanos… TRAS LOS PROBLEMAS DEL SECTOR PESQUERO ¡¡¡
¡¡Que alguien me diga que tienen que ver los problemas de la pesca con el maltrato de los monos no humanos.
o es que …”como los monos domésticos tienen problemas pesqueros no importa que en los laboratorios se siga torturando a los otros monos”.
La intervención de esta hembra del animal humano es para que nos ruboricemos todos. Y vosotros en especial, por haberla votado. Como veis, su cultura no le llega al nivel de conocer que ella misma es una hembra de primate.
Y el día que los científicos aprueben el género Homo para el chimpancé y el bonobo (cosa que está al caer) ¿dónde se nos va a esconder esta señora?
Por otra parte, el PSOE apoyó la iniciativa pero se apresuró a insistir que “para nada” supone darles “derechos humanos”… ¡ Serán cagones ¡
Visto lo visto, os aseguro que si alguna vez los primates no humanos llegásemos a gobernar en vuestro país, lo primero que deberíamos hacer sería aprobar una ley por medio de la cual libraríamos a los del PSOE de que pudieran ser utilizados sus afiliados en experimentos de laboratorio (caso de que fuesen muy lesivos).
Legislaríamos que sólo pudieran estar internados en centros dedicados a la conservación del mono domestico, variedad sociata.
Prohibiríamos que se pudiera manejar a los socialistas con fines comerciales o en espectáculos. Pero eso sí, nos encargaríamos de que los socialistas “para nada” tuvieran “derechos humanos”.
En cuanto a los del PP, a parte de negarles cualquier “derecho humano”, lo primero que haríamos sería dejar que nuestros laboratorios los machacasen con todo tipo de experimentos cruentos a fin de investigar fármacos para nuestro bien.
A otros peperos los encerraríamos entre barrotes en los zoos, para poderles tirar algún cacahuete de cuando en cuando y, a los que les pareciese mal esta medida, los meteríamos en el circo para que actuaran de payasos (algunos entreno ya tienen) para así poder reírnos un buen rato a su costa. …o ¿No es eso lo que hacen con nosotros?
En fin, en las próximas elecciones, los amantes de la Naturaleza y de los simios, ya sabéis a que grupo político de monos no debéis votar.