En países como Irak, gracias a un decreto del órgano supremo de justicia, un marido puede matar a su mujer, su madre, su hermana, su nieta o su sobrina, por adulterio, sin que por ello tenga que responder ante la justicia. Basta con la sola sospecha. Este decreto que exime a los machos de responsabilidades penales por el asesinato de cualquier hembra de su familia responsable de adulterio, fue promulgado por el propio Consejo de la Revolución de Irak.
Las autoridades de Irak justificaron en su día la iniciativa legal del decreto mencionado en la necesidad de "proteger del vicio a la sociedad y fomentar la virtud y la moralidad".
Las autoridades de Irak justificaron en su día la iniciativa legal del decreto mencionado en la necesidad de "proteger del vicio a la sociedad y fomentar la virtud y la moralidad".
La realidad es que dicho decreto les permite eliminar a las disidentes políticas progresistas, a la vez que ejercer un eficaz sistema de control demográfico, teniendo en cuenta que después de ocho años de intensas guerras había crecido mucho la población femenina. Aún hoy, en Irak, se suele lapidar a las mujeres en palacios de deportes para poder ofrecer el espectáculo a una mayor audiencia de público.
La mujer argelina se enfrenta con problemas de parecido estilo. Desde 1990, los fanáticos de Alá (Comandos Defensores de la Fe) saquean las casas de las divorciadas o, incluso, de las mujeres que viven solas; atacan a las que no llevan chador o a las que se visten al uso occidental. Su intolerancia les lleva a destrozar antenas de televisión, para que estas no puedan detectar las "imágenes pecaminosas propias de la cultura europea".
La mujer argelina se enfrenta con problemas de parecido estilo. Desde 1990, los fanáticos de Alá (Comandos Defensores de la Fe) saquean las casas de las divorciadas o, incluso, de las mujeres que viven solas; atacan a las que no llevan chador o a las que se visten al uso occidental. Su intolerancia les lleva a destrozar antenas de televisión, para que estas no puedan detectar las "imágenes pecaminosas propias de la cultura europea".
Los más osados, arrasan las salas de baile, llegando incluso a incendiar las casas de las prostitutas con ellas y sus hijos dentro. Pretenden que la mujer no salga de casa sin permiso de su esposo, hermano, padre o tío, que permanezca en la típica "zenana" (sala donde se retiene a la esposa, en la que sólo puede penetrar su marido, su padre, su hermano o su tío).
Exigen la posibilidad de poder repudiar a la mujer y de darle muerte si es sospechosa de adulterio. Para ello se la suele introducir dentro de un saco y se le da muerte a pedradas.
En algunos lugares, como en Irán, la mujer es también víctima del fanatismo religioso. Bajo el régimen de Jomeini (durante los años ochenta) cualquier mujer que mostrara parte del antebrazo podía ser arrestada y mutilársele una mano.
Se las obligaba a vestir luto permanente por las víctimas de la guerra con Irak. Podían ser encarceladas si se las veía usar un pañuelo de otro color o por no llevar medias bajo el chador, aunque lo más probable era la flagelación pública. La reincidencia implicaba la pena de muerte.
Si llevaban el velo bajo, los guardias de Jomeini se lo subían hasta la frente, donde se lo clavaban con chinchetas. Caso de ser descubiertas con los labios pintados, se los frotaban con un trapo y cristales rotos.
Las torturas eran de lo más sofisticadas: desde lanzar contra las piernas de las detenidas jeringuillas llenas de ácido, con la ayuda de tirachinas, a introducirles serpientes en la vagina, una vez violadas.
Los fusilamientos fingidos estaban a la orden del día. Durante las noches, los altavoces reproducían los gritos que se habían grabado a las torturadas durante el día. Ello aterrorizaba a las 40 presas que se amontonaban en cada una de las celdas pensadas para 10 personas.
La mujer iraní necesita el permiso (escrito) de su marido para poder trabajar, estudiar o, incluso, salir de casa.
Según el Islam (Artículo 13), "No puede considerarse a las mujeres como personas fiables, por ello no podrá confiárseles puestos de responsabilidad".
Cuando el marido llega a casa, la mujer debe recibirlo con agua y una toalla limpia, para darle la bienvenida; lo cual me recuerda, por sospechosa coincidencia, los consejos de la católica Pilar Primo de Rivera (ver mi último post publicado el 10 de agosto).
Cuando el marido llega a casa, la mujer debe recibirlo con agua y una toalla limpia, para darle la bienvenida; lo cual me recuerda, por sospechosa coincidencia, los consejos de la católica Pilar Primo de Rivera (ver mi último post publicado el 10 de agosto).
El adulterio se paga con la muerte (pero sólo en la mujer). El código penal jomeinista reza: "La mujer será enterrada hasta el pecho y será lapidada hasta la muerte por piedras que la cubran por completo. Piedras que no serán lo suficientemente grandes como para matar de un sólo golpe, ni tan pequeñas que no se las considere "piedras". La muerte debe ser lenta y será provocada por las heridas o por la asfixia bajo las piedras". Si sobreviven demasiado tiempo, se las remata allí mismo.
Para las lapidaciones no hay límite de edad. Se lapida tanto a niñas como a ancianas.
Las que son vírgenes son violadas con anterioridad a su muerte, ya que su religión asume que si mueren vírgenes van al cielo.
Durante el mandato de Jomeini se utilizaron (y aún se utilizan) unos aparatos diseñados para cortar limpiamente, manos, pies y brazos. La infección de las heridas provoca la muerte a muchos mutilados.
Los padres podían ser procesados y los hijos flagelados si, al entrar un inspector de Jomeini en sus casas, se descubría que los hijos y las hijas no estaban separados por sexos.
En los colegios, los sexos se mantienen separados, y las maestras cobran un tercio del salario de los maestros. Las niñas, únicamente pueden ser enseñadas por mujeres, y el escaso número de éstas provoca que el 70 % de las hembras sean analfabetas. Por otra parte les está prohibido estudiar canto, ya que: "la voz de la mujer excita al hombre", según manifiestan las autoridades iraníes.
Hace tan solo tres semanas, en pleno siglo XXI, en Yemen, unos 2000 clérigos musulmanes se unieron a políticos conservadores y jefes tribales para declarar que la participación de las mujeres en política es “haram” (¡¡ Pecado ¡¡).
A continuación redactaron un edicto islámico o “fetua” que prohíbe la participación de mujeres en las elecciones.
En la declaración de esos “iluminados” figura el siguiente párrafo: “Advertimos que si abrimos las puertas a las mujeres, saldrán de sus casas y se mezclaran con los hombres”.. “Si salen de sus hogares y coinciden con hombres en los lugares de trabajo, surgirán relaciones al margen del matrimonio, situaciones indecentes, adulterio e hijos ilegales”.
Antes de dar por terminada la asamblea crearon un comité “para la promoción de la virtud y la prevención del vicio” dirigido por 42 clérigos, cuyos agentes, recorrerán las calles y lugares públicos en busca de lo que ellos llaman “comportamientos indecentes”.
Ni que decir tiene que en esta conferencia de monos domésticos del Yemen sólo asistieron los machos de la especie, ya que se prohibía la presencia de hembras.
La conferencia determinó que se consideraría “vicio”: consumir alcohol, asistir o participar en desfiles de moda, bailar con personas… ¡ DE SEXO OPUESTO ¡, que las mujeres canten en público, enviar a las chicas a estudiar al extranjero sin que las acompañe un macho de su familia …¡¡ que las vigile ¡¡¡, etc.
Las cosas han llegado hasta tal punto, que la comisión parlamentaria de la sharía islámica, que comprueba la conformidad de las leyes con la religión musulmana, ha rechazado una enmienda del Gobierno que hubiese equiparado las indemnizaciones por muerte accidental de las mujeres a lo que ya perciben los familiares de los hombres fallecidos. Todo queda como antes, es decir, la compensación por fallecimiento de un macho duplica lo que perciben los familiares de una hembra fallecida.
El Parlamento aprobará en breve una ley que permitirá encarcelar DURANTE UN AÑO a los hombres y mujeres que se reúnan a solas SIN QUE EXISTAN ENTRE ELLOS LAZOS FAMILIARES ¡¡¡
Para que os hagáis una idea de lo que esto representa debéis considerar que, por ejemplo, ningún hombre podrá dar clases particulares a una mujer, si esta no esta acompañada por un familiar… o que ninguna mujer podrá tomar un taxi, o ser explorada por un médico si no le acompaña alguien de la familia… etc.
En fin, que una vez más se demuestra que vuestras religiones os domestican hasta el delirio ¡¡¡. Que sois monos domésticos porque os encontráis bien con vuestras cadenas, imposiciones y obligaciones.
Si fueseis hembras con sentido común y amantes de la libertad, como lo son las hembras de los demás primates, os rebelaríais contra tanta humillación que no tiene otro fin que denigrar vuestro sexo.
En otras palabras, vuestra actitud pasiva y sumisa ante tanto maltrato social inspirado en la religión nos convence a los bonobos de que tenéis el trato que os merecéis.
Y es que estáis tan domesticadas que algunas de vosotras organizáis incluso manifestaciones para revindicar el “placer” de salir a la calle cubiertas con velos.
Los demás primates de vuestra familia os observamos con ojos "como platos".
Los demás primates de vuestra familia os observamos con ojos "como platos".
Nosotros sin esas cortinas que cuelgan de vuestras cabezas nos sentimos frescos, limpios, ágiles y libres de cualquier estorbo, y nos congratulamos, una vez más, de ser bonobos, chimpancés, gorilas y orangutanes.. en lugar de ser patéticos "monos textiles" domesticados ….como vosotros.
Hasta la próxima semana en la que trataremos el tema del suicidio.
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