Como ya os comenté en mi último post del lunes pasado, los chimpancés utilizan perfectamente los símbolos. Pueden ser premiados con fichas en lugar de con fruta; ellos mismos se encargarán posteriormente de colocar estas fichas en ranuras de maquinas que les proporcionarán la fruta.
La noción de que una ficha es convertible en comida es fácilmente asimilable por los chimpancés. Viéndoles, uno tiene la impresión de que se encuentra observando al primate humano frente a las máquinas tragaperras.
A los chimpancés se les puede enseñar a traer una fruta determinada mostrándoles únicamente una parte de la misma, como la semilla o el tallo (Premack 1976). Si se les deja palpar un objeto, lo pueden escoger después de contemplar dos fotos, una de las cuales lo representa. No importa que la foto sea muy pequeña o que se trate de un dibujo.
Si a un chimpancé se le dan fragmentos de un dibujo, como si se tratara de un puzzle, puede crear la representación de la figura. Sarah (ver último post), reconstruía el puzzle de la cara de un chimpancé, al que había que añadir ojos, nariz, y boca, colocando las respectivas partes en la debida posición (Premack 1975). En una ocasión incluso utilizó un pedazo de plátano para representar un sombrero, después de haberse mirado al espejo poco antes del test.
Tenemos evidencia de que pueden apreciar la similaritud entre figuras y las cosas que representan, pero ¿Pueden aprender a utilizar las figuras para substituir un objeto real?.
La chimpancé Vicki en una ocasión trajo una revista en la que se representaba una taza de te, señalando la foto de la taza como método para pedir bebida, más tarde aprendió a utilizar fotos de coches para pedir paseos en coche.(Hayes y Nissen 1971).
Por su parte Tinklepaugh (1928,1932), enseñó a un chimpancé un plátano mientras lo escondía en una caja; unos segundos más tarde se le permitió rescatar el plátano de donde recordaba que estaba escondido. Luego se repitió el experimento con otra comida que no le gustaba tanto (lechuga o zanahoria), y de nuevo encontró la comida y la comió. Más tarde se le engañó: un plátano fue escondido en la caja mientras miraba, pero le fue sustituido por lechuga en un momento de distracción. Al encontrar lo que no esperaba, montó en cólera y rehusó comerla mientras se dedicaba a buscar la banana.
La noción de que una ficha es convertible en comida es fácilmente asimilable por los chimpancés. Viéndoles, uno tiene la impresión de que se encuentra observando al primate humano frente a las máquinas tragaperras.
A los chimpancés se les puede enseñar a traer una fruta determinada mostrándoles únicamente una parte de la misma, como la semilla o el tallo (Premack 1976). Si se les deja palpar un objeto, lo pueden escoger después de contemplar dos fotos, una de las cuales lo representa. No importa que la foto sea muy pequeña o que se trate de un dibujo.
Si a un chimpancé se le dan fragmentos de un dibujo, como si se tratara de un puzzle, puede crear la representación de la figura. Sarah (ver último post), reconstruía el puzzle de la cara de un chimpancé, al que había que añadir ojos, nariz, y boca, colocando las respectivas partes en la debida posición (Premack 1975). En una ocasión incluso utilizó un pedazo de plátano para representar un sombrero, después de haberse mirado al espejo poco antes del test.
Tenemos evidencia de que pueden apreciar la similaritud entre figuras y las cosas que representan, pero ¿Pueden aprender a utilizar las figuras para substituir un objeto real?.
La chimpancé Vicki en una ocasión trajo una revista en la que se representaba una taza de te, señalando la foto de la taza como método para pedir bebida, más tarde aprendió a utilizar fotos de coches para pedir paseos en coche.(Hayes y Nissen 1971).
Por su parte Tinklepaugh (1928,1932), enseñó a un chimpancé un plátano mientras lo escondía en una caja; unos segundos más tarde se le permitió rescatar el plátano de donde recordaba que estaba escondido. Luego se repitió el experimento con otra comida que no le gustaba tanto (lechuga o zanahoria), y de nuevo encontró la comida y la comió. Más tarde se le engañó: un plátano fue escondido en la caja mientras miraba, pero le fue sustituido por lechuga en un momento de distracción. Al encontrar lo que no esperaba, montó en cólera y rehusó comerla mientras se dedicaba a buscar la banana.
Ello demuestra que el animal puede representar la banana mentalmente. Tal afirmación es lo mismo que decir que podéis suponer que al oír el rugido de un depredador, el chimpancé es capaz de evocar mentalmente la representación del enemigo antes de que este comparezca ante él.
Como vosotros, los demás animales deben clasificar la información que les llega constantemente a través de los sentidos. Necesitan clasificar cada cosa que ven como formando parte de un miembro de la clase de cosas similares que les son familiares por conocidas. Habiendo comprobado que un miembro de una especie determinada de depredador es peligroso, les será ventajoso evitar a otros miembros de la misma especie en el futuro, aunque estos se diferencien del modelo en algunos aspectos.
Para probar en los demás animales tal capacidad, podemos coleccionar una serie de fotografías y dibujos que representen un mismo objeto (por ejemplo un árbol) del que representaremos distintas versiones que pueden variar de las otras en medida, especie, o en el ángulo desde el cual son representados o fotografiados. Necesitamos también un conjunto de grabados que se parezcan sólo en el hecho de que no son un árbol. Al animal se le enseña que se le proporcionará comida únicamente si coge el grabado que contenga un árbol.
Como vosotros, los demás animales deben clasificar la información que les llega constantemente a través de los sentidos. Necesitan clasificar cada cosa que ven como formando parte de un miembro de la clase de cosas similares que les son familiares por conocidas. Habiendo comprobado que un miembro de una especie determinada de depredador es peligroso, les será ventajoso evitar a otros miembros de la misma especie en el futuro, aunque estos se diferencien del modelo en algunos aspectos.
Para probar en los demás animales tal capacidad, podemos coleccionar una serie de fotografías y dibujos que representen un mismo objeto (por ejemplo un árbol) del que representaremos distintas versiones que pueden variar de las otras en medida, especie, o en el ángulo desde el cual son representados o fotografiados. Necesitamos también un conjunto de grabados que se parezcan sólo en el hecho de que no son un árbol. Al animal se le enseña que se le proporcionará comida únicamente si coge el grabado que contenga un árbol.
Si es capaz de hacer esto, sabemos que trata a diferentes árboles como si fuesen similares en algún aspecto, es decir, es capaz de clasificarlos de alguna manera.
De esta manera a las palomas se les ha enseñado a colaborar en guerras como espías, una vez se han aprendido un conjunto de blancos que se desea bombardear. Para ello se les proyectan durante su entrenamiento una serie de diapositivas (en vista aérea) de objetivos dignos de ser bombardeados, como oleoductos, campamentos, tanques, cañones, etc., junto con otras vistas irrelevantes. Al animal se la recompensa con comida cada vez que aparece una diapositiva que represente un objetivo bélico. Volando posteriormente sobre la zona a batir mandará señales eléctricas a través de su cerebro monitorizado a distancia, al sobrevolar el supuesto objetivo. Calculando la dirección, velocidad de vuelo etc., se sabe su exacta ubicación y se puede proceder al bombardeo por sorpresa.
Los chimpancés son capaces de apilar objetos o fotos en montones (Garcha y Ettlinger 1979). La chimpancé Viki pudo separar cucharas y tenedores, botones y tornillos, y colocar fotos de humanos en un montón y de otros animales en otro. Podía incluso clasificar objetos de diferente forma, medida y color basándose en estas propiedades.
De esta manera a las palomas se les ha enseñado a colaborar en guerras como espías, una vez se han aprendido un conjunto de blancos que se desea bombardear. Para ello se les proyectan durante su entrenamiento una serie de diapositivas (en vista aérea) de objetivos dignos de ser bombardeados, como oleoductos, campamentos, tanques, cañones, etc., junto con otras vistas irrelevantes. Al animal se la recompensa con comida cada vez que aparece una diapositiva que represente un objetivo bélico. Volando posteriormente sobre la zona a batir mandará señales eléctricas a través de su cerebro monitorizado a distancia, al sobrevolar el supuesto objetivo. Calculando la dirección, velocidad de vuelo etc., se sabe su exacta ubicación y se puede proceder al bombardeo por sorpresa.
Los chimpancés son capaces de apilar objetos o fotos en montones (Garcha y Ettlinger 1979). La chimpancé Viki pudo separar cucharas y tenedores, botones y tornillos, y colocar fotos de humanos en un montón y de otros animales en otro. Podía incluso clasificar objetos de diferente forma, medida y color basándose en estas propiedades.
Si en una ocasión clasificaba los objetos, por ejemplo, atendiendo a su medida, la próxima vez los reclasificaba de nuevo basándose en otra propiedad, como por ejemplo el color.
Cuando los chimpancés se encuentran ante un animal o un objeto que no figura en su "vocabulario" de símbolos, lo definen usando para ello los símbolos de los que disponen. Así, si se les enseña una sandía y se les pregunta ¿qué es?, ante la imposibilidad de representarla por un símbolo que no existe entre los que le hemos dado para que pueda escoger, buscan la ficha correspondiente a fruta y a agua, colocando en la pizarra magnética como respuesta a la pregunta..."fruta de agua". La picante guindilla será..."comida de dolor", "comida de llorar", o "comida de fuego", mientras que un pato será un...¡"pájaro de agua"!.
Como veis, y por mucho que os duela, los chimpancés son capaces de crear vocabulario. Eso destroza y descoloca a los lingüistas especistas que, en vuestra especie son una plaga.
Estos ejemplos nos sirven para demostrar en los animales la facultad de la abstracción que hasta hace bien poco os creíais que era una de las grandes capacidades privativas del ser humano.
Los chimpancés no sólo son capaces de aparejar un modelo determinado con una copia del mismo que les es mostrada a posteriori (como hacen otros animales) sino que además pueden aparejar un objeto con una foto del mismo objeto. Pueden también determinar cual de dos fotos representa el objeto, o cual de dos objetos les ha sido mostrado con anterioridad bajo la forma de foto o de dibujo (Davenport y Rogers 1971).
Al igual que otros mamíferos, los primates son capaces de reconocer la imagen en un espejo como la imagen de un animal; los monos siempre reaccionan como si la imagen fuese otro animal al que había que someterse o atacar (Gallup 1975). Pero los chimpancés, orangutanes y gorilas pueden reconocer su propia imagen (Gallup y Suarez 1981). Ello quiere decir, ni más ni menos, que son capaces de tener conciencia de sí mismos (otro “detalle” que os saca de vuestras casillas).
Si se les pinta una mancha de pintura en la frente mientras están bajo los efectos de la anestesia, al despertarse y mirarse al espejo intentarán sacársela frotando su propia frente en lugar de frotar el espejo donde se refleja su figura.
Utilizando la técnica de aparejamiento de objetos antes descrita se puede demostrar que los animales son capaces de reconocer un objeto por el tacto. Para ello se les muestra un modelo, y se les requiere que escojan entre otros objetos el equivalente, pero utilizando únicamente el sentido del tacto. Chimpancés y orangutanes pueden escoger por el tacto el objeto que encaja con el modelo que han visto con anterioridad (Davenport y Rogrers 1970).
Cuando los chimpancés se encuentran ante un animal o un objeto que no figura en su "vocabulario" de símbolos, lo definen usando para ello los símbolos de los que disponen. Así, si se les enseña una sandía y se les pregunta ¿qué es?, ante la imposibilidad de representarla por un símbolo que no existe entre los que le hemos dado para que pueda escoger, buscan la ficha correspondiente a fruta y a agua, colocando en la pizarra magnética como respuesta a la pregunta..."fruta de agua". La picante guindilla será..."comida de dolor", "comida de llorar", o "comida de fuego", mientras que un pato será un...¡"pájaro de agua"!.
Como veis, y por mucho que os duela, los chimpancés son capaces de crear vocabulario. Eso destroza y descoloca a los lingüistas especistas que, en vuestra especie son una plaga.
Estos ejemplos nos sirven para demostrar en los animales la facultad de la abstracción que hasta hace bien poco os creíais que era una de las grandes capacidades privativas del ser humano.
Los chimpancés no sólo son capaces de aparejar un modelo determinado con una copia del mismo que les es mostrada a posteriori (como hacen otros animales) sino que además pueden aparejar un objeto con una foto del mismo objeto. Pueden también determinar cual de dos fotos representa el objeto, o cual de dos objetos les ha sido mostrado con anterioridad bajo la forma de foto o de dibujo (Davenport y Rogers 1971).
Al igual que otros mamíferos, los primates son capaces de reconocer la imagen en un espejo como la imagen de un animal; los monos siempre reaccionan como si la imagen fuese otro animal al que había que someterse o atacar (Gallup 1975). Pero los chimpancés, orangutanes y gorilas pueden reconocer su propia imagen (Gallup y Suarez 1981). Ello quiere decir, ni más ni menos, que son capaces de tener conciencia de sí mismos (otro “detalle” que os saca de vuestras casillas).
Si se les pinta una mancha de pintura en la frente mientras están bajo los efectos de la anestesia, al despertarse y mirarse al espejo intentarán sacársela frotando su propia frente en lugar de frotar el espejo donde se refleja su figura.
Utilizando la técnica de aparejamiento de objetos antes descrita se puede demostrar que los animales son capaces de reconocer un objeto por el tacto. Para ello se les muestra un modelo, y se les requiere que escojan entre otros objetos el equivalente, pero utilizando únicamente el sentido del tacto. Chimpancés y orangutanes pueden escoger por el tacto el objeto que encaja con el modelo que han visto con anterioridad (Davenport y Rogrers 1970).
Con ello nos es posible demostrar que la posibilidad de reconocer objetos vistos o palpados no tiene nada que ver con la posesión de lenguaje.
Los chimpancés que viven con el hombre, muestran una amplia gama de habilidades al manejar objetos caseros como tazas, cucharas, interruptores de la luz, pomos de puerta, etc. Aprenden a hacer (y a servir) una taza de té, o a jugar con construcciones de arquitectura (Kellog y Kellog 1933, Hayes 1951, Kellog 1968, Fleming 1974).
Los chimpancés que viven con el hombre, muestran una amplia gama de habilidades al manejar objetos caseros como tazas, cucharas, interruptores de la luz, pomos de puerta, etc. Aprenden a hacer (y a servir) una taza de té, o a jugar con construcciones de arquitectura (Kellog y Kellog 1933, Hayes 1951, Kellog 1968, Fleming 1974).
En realidad, de sus inmensas posibilidades de aprendizaje nos hablan las múltiples exhibiciones que nos es dado contemplar en cualquier circo.
Menzel estudió, en 1973, un grupo de chimpancés encerrados en un patio. Dichos animales aprendieron espontáneamente a colocar ramas sueltas de pie, luego a trepar rápidamente por ellas o a utilizarlas como útil de salto de pértiga. Todo ello les llevó más tarde al descubrimiento de que la rama podía apoyarse contra la pared del recinto y gracias a ella escapar.
Los chimpancés resuelven estos problemas no sólo porque pueden utilizar experiencias pasadas, sino también porque intentan gran variedad de aproximaciones.
Köhler, en 1925, ya había tenido ocasión de comprobar la inteligencia del chimpancé con una serie de experimentos. Les colocaba comida a la vista, pero fuera de su alcance. Para obtenerla el animal debía utilizar palos, si esta se encontraba más allá de los barrotes, o apilar cajas si la comida se encontraba colgando del techo. En cualquier caso las herramientas servían para incrementar el alcance de los animales. Los chimpancés resolvieron todos los problemas, e incluso uno de ellos, Sultán, aprendió a empalmar palos para alcanzar más lejos.
Sultán fue también el primero en apilar cajas para llegar a la comida, pero los demás pronto aprendieron de él viéndole trabajar. Los chimpancés más hábiles en manejar las cajas podían llegar a hacer torres de tres y cuatro elementos.
Los individuos sin ningún tipo de experiencia en estos casos, unían palos y apilaban cajas aún sin el premio de la obtención de comida (Schiller 1952), pero en cambio, los chimpancés criados en el laboratorio (Birch 1945) no sabían utilizar los palos para recuperar la comida, aunque podían hacerlo si antes se les permitía experimentar con los palos para aprender sus propiedades.
Este comportamiento se explica al considerar que los chimpancés nacidos en libertad utilizan los objetos de manera más variada que los que han sido criados en el laboratorio, con lo que aprenden más rápidamente la utilidad de los palos.
El animal efectúa una serie de movimientos secuenciales que le van aportando distintas soluciones; primero intentará llegar al alimento a través de los barrotes, después intentará separarlos, luego buscará un palo para llegar a él, y si no llega, empalmará un palo con otro hasta resolver el problema.
Menzel estudió, en 1973, un grupo de chimpancés encerrados en un patio. Dichos animales aprendieron espontáneamente a colocar ramas sueltas de pie, luego a trepar rápidamente por ellas o a utilizarlas como útil de salto de pértiga. Todo ello les llevó más tarde al descubrimiento de que la rama podía apoyarse contra la pared del recinto y gracias a ella escapar.
Los chimpancés resuelven estos problemas no sólo porque pueden utilizar experiencias pasadas, sino también porque intentan gran variedad de aproximaciones.
Köhler, en 1925, ya había tenido ocasión de comprobar la inteligencia del chimpancé con una serie de experimentos. Les colocaba comida a la vista, pero fuera de su alcance. Para obtenerla el animal debía utilizar palos, si esta se encontraba más allá de los barrotes, o apilar cajas si la comida se encontraba colgando del techo. En cualquier caso las herramientas servían para incrementar el alcance de los animales. Los chimpancés resolvieron todos los problemas, e incluso uno de ellos, Sultán, aprendió a empalmar palos para alcanzar más lejos.
Sultán fue también el primero en apilar cajas para llegar a la comida, pero los demás pronto aprendieron de él viéndole trabajar. Los chimpancés más hábiles en manejar las cajas podían llegar a hacer torres de tres y cuatro elementos.
Los individuos sin ningún tipo de experiencia en estos casos, unían palos y apilaban cajas aún sin el premio de la obtención de comida (Schiller 1952), pero en cambio, los chimpancés criados en el laboratorio (Birch 1945) no sabían utilizar los palos para recuperar la comida, aunque podían hacerlo si antes se les permitía experimentar con los palos para aprender sus propiedades.
Este comportamiento se explica al considerar que los chimpancés nacidos en libertad utilizan los objetos de manera más variada que los que han sido criados en el laboratorio, con lo que aprenden más rápidamente la utilidad de los palos.
El animal efectúa una serie de movimientos secuenciales que le van aportando distintas soluciones; primero intentará llegar al alimento a través de los barrotes, después intentará separarlos, luego buscará un palo para llegar a él, y si no llega, empalmará un palo con otro hasta resolver el problema.
Ello prueba que razonan y si razonan …son animales racionales ¿Os enteráis?.
Que ¡¡ ya está bien ¡¡ de que siempre dividais a los animales en dos columnas, la de los RACIONALES y la de los IRRACIONALES para, acto seguido colocaros, con todo el "morro" del mundo, en la primera columna y EN SOLITARIO.
Que ¡¡ ya está bien ¡¡ de que siempre dividais a los animales en dos columnas, la de los RACIONALES y la de los IRRACIONALES para, acto seguido colocaros, con todo el "morro" del mundo, en la primera columna y EN SOLITARIO.
Las dudas sobre vuestra supuesta " racionalidad" desaparecen al mirar vuestros comportamientos. Leed los periódicos de hoy, o los de mañana, o los de pasado mañana y veréis que vosotros de “racionales”...tenéis más bien poco ¡¡¡
Si a un chimpancé se le muestra un vídeo en el cual una persona trata de llegar a unos plátanos que cuelgan del techo, (Premack 1978), y más tarde se le muestran al animal las fotografías del equipo que puede ser utilizado para resolver el problema (una caja, un palo, una llave, etc.), con sólo ver una sola vez la película, el chimpancé es capaz de coger el instrumento correcto en siete de cada ocho casos planteados. Es decir, saben la utilidad de los objetos que le servirán para resolver los problemas habiendo visto una sola vez aplicar sus propiedades. Ello nos proporciona la evidencia necesaria para pode afirmar que los chimpancés pueden comparar las situaciones presentes con las pasadas y seleccionar las acciones más apropiadas para cada ocasión. Pueden transferir su conocimiento de una situación a otra que tiene ciertos puntos de similaritud. Los chimpancés de Köhler, de no encontrar cajas para resolver el problema, escogían piedras, bloques de madera, parrillas de hierro y una variedad de objetos para utilizarlos como peldaños de escalera. Hacían esto sin dificultad porque sabían que las propiedades de estos objetos eran relativamente similares a las de una caja. Es necesario hacer constar que la habilidad para apreciar la semejanza entre las propiedades de las cosas, es una de las pruebas clásicas que se utilizan para determinar el cociente de inteligencia en el hombre.
Si a un chimpancé se le muestra un vídeo en el cual una persona trata de llegar a unos plátanos que cuelgan del techo, (Premack 1978), y más tarde se le muestran al animal las fotografías del equipo que puede ser utilizado para resolver el problema (una caja, un palo, una llave, etc.), con sólo ver una sola vez la película, el chimpancé es capaz de coger el instrumento correcto en siete de cada ocho casos planteados. Es decir, saben la utilidad de los objetos que le servirán para resolver los problemas habiendo visto una sola vez aplicar sus propiedades. Ello nos proporciona la evidencia necesaria para pode afirmar que los chimpancés pueden comparar las situaciones presentes con las pasadas y seleccionar las acciones más apropiadas para cada ocasión. Pueden transferir su conocimiento de una situación a otra que tiene ciertos puntos de similaritud. Los chimpancés de Köhler, de no encontrar cajas para resolver el problema, escogían piedras, bloques de madera, parrillas de hierro y una variedad de objetos para utilizarlos como peldaños de escalera. Hacían esto sin dificultad porque sabían que las propiedades de estos objetos eran relativamente similares a las de una caja. Es necesario hacer constar que la habilidad para apreciar la semejanza entre las propiedades de las cosas, es una de las pruebas clásicas que se utilizan para determinar el cociente de inteligencia en el hombre.
En muchas universidades se demuestra una y otra vez que los chimpancés superan en tests de memoria a los propios estudiantes universitarios de vuestra especie.
En este link podréis ver tres videoclips de los experimentos y podréis someteros vosotros mismos a los tests en los quedáis por debajo del chimpancé.
Lo verdaderamente triste, es que en la mayoría de vuestras Facultades de Biología, Psicología, Medicina, y Veterinaria, se le oculten todos estos datos al alumnado. Se mantiene el silencio a pesar de estos descubrimientos (o precisamente por la magnitud e importancia de los mismos).
Se siguen poniendo dificultades en desarrollar los programas libres en Etología, se atenta contra la libertad de expresión (la secta del Opus Dei cada vez está más extendida entre los profesores de vuestras Facultades), se procura canalizar esa asignatura hacia la especialidad de la Etología Matemática salpicada de conceptos, definiciones y generalidades "aliñadas" con montañas de números, evitándose casi siempre tratar del primate humano y de la Etología aplicada. Con ello se pretende, sin duda, que el alumno no entre en consideraciones que pudieran hacer tambalear los principios en los que se basa gran parte de la doma social judeocristiana a la que se somete a los jóvenes ciudadanos en muchas escuelas privadas, antes de entrar en la Universidad.
Que la inteligencia del bonobo os sirva de lección para curar vuestra soberbia.
4 comentarios:
bonito bloc pero no son racionales porque no saben para que están haciendo eso realmente.
Y tú ¿Cómo lo sabes?
Por supuesto que es más que evidente que los chimpancés actúan sabiendo lo que hacen.
Tu apreciación es un claro ejemplo de especismo.
Me explico: Si tu ves a un humano que después de descubrir que no puede acceder a un plátano que le queda demasiado lejos, busca una silla, se sube a ella, sigue comprobando que aun no llega, busca un palo y finalmente (gracias a estas herramientas) logra hacer caer el plátano y resolver el problema… tu me dirás que es una prueba de inteligencia humana.
En cambio, si tu ves a un chimpancé que después de descubrir que no puede acceder a un plátano que le queda demasiado lejos, busca una silla, se sube a ella, sigue comprobando que aun no llega, busca un palo y finalmente (gracias a estas herramientas) logra hacer caer el plátano y resolver su problema… tu me dices que no sabe lo que se hace.
Este es el razonamiento del especista. Es decir, del mono domestico al que durante toda su vida le han contado que el hombre es superior a todo lo demás, y se lo cree. De esto, a decir que el blanco es superior al negro, hay un solo paso. En el primer caso, hablamos de especismo, y en el segundo caso de racismo.
¡¡ Una verdadera pena ¡¡ Javi.
Muy interezante el articulo, despues de tantos años de experimentos, seguir poniendo en duda la extraordinaria capacidad intelectual de estos animales me parece, no solo escepticismo sino ignorancia, como el caso de nuestro amigo F.javi que parece que leyo y no entendio un carajo de nada. Si le estan diciendo que apilan cajas para llegar a una fruta o usan palos para llegar a ella, no podes bardiar que no sabe para que lo estan haciendo. Los seres humanos a lo largo de su historia an sido mucho mas irracionales que un animal, sin contar que existe gente tan estupida que se la pasa hablando pavadas y con la que no podes cordinar ni 2 palabras. saludos
Hola Ringo, enhorabuena por el blog.
Quiero agradecerte tanto esta entrada como la anterior (LA COMUNICACIÓN ENTRE EL CHIMPANCÉ Y EL HOMBRE) que prácticamente me han resuelto el artículo que estoy haciendo para mi blog y que supongo publicaré esta tarde.
Por supuesto haré referencia a tu blog, y concretamente a estos artículos que son una currada y demuestran tu interés y aprecio a estos bellos animales.
Un saludo!!!
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