No hace muchas lunas discutía sobre la falacia de la “superinteligencia” del animal humano con una mona domestica universitaria, aprendiz de bióloga.
Ella me aseguraba que como humana se consideraba inteligente. Yo decidí ponerla a prueba con una serie de preguntas que poco a poco la iban acorralando y que la sumían en un mar de contradicciones.
Saltó como un resorte confesando muy ufana y sonriente que ella "no tenía televisión”.
Excuso deciros que esta frase la he oído (como vosotros) en multitud de ocasiones en boca de monos de vuestra especie que se las dan de “progres”.
Suelen ser pobres criaturas que pretenden impactaros y despertar en vosotros admiración. Se expresan con arrogancia, mientras os miran a los ojos en plan desafiante esperando ver en vuestra cara signos de aprobación. Lo más triste es que esos pobres diablos, progres de pacotilla, creen que no tener televisión en casa, es una evidente prueba de inteligencia.
Habitualmente reconozco que disfruto cuando les digo que su postura me parece muy poco inteligente y altamente frustrante para ellos. Me gustaría que vierais sus caras cuando descubren que su confesión me produce el efecto contrario al que esperan. Quedan definitivamente descolocados y con su cara pixelada.
Para demostrarle, a la “larva” de bióloga, lo equivocada que estaba, me la llevé al kiosco más cercano. Durante el trayecto le pregunté si le gustaba la música, el cine, el teatro, los debates, el deporte, el comportamiento animal, etc. Su respuesta fue afirmativa.
Al llegar al kiosco compré una guía de programas de TV para poderle enseñar todo lo que se iba a perder durante la semana siguiente (del 7 al 13 de septiembre del 2009), en lo que atañía a sus temas de preferencia.
Si prefería las series, tenía 22 diferentes para poder escoger.
Si optaba por los programas de entretenimiento, tenía cada día a los Simpson, a Buenafuente, al Intermedio, etc.
Si era cinéfila, tenía 15 películas para escoger: Rocky, Troya, diversos clásicos del cine, etc.Si deseaba practicar idiomas, tendría la oportunidad de apretar un botón y ver gran parte de la programación en inglés.
Si era aficionada a los documentales (cosa que me consta) podría elegir entre los de contenido social, como: un especial sobre Racismo, o los habituales en 30 minutos, Informe TV, Zona Doc, 60 minutos, Callejeros, Informe Semanal, etc.
Por otra parte, no debería perderse, por su condición de futura bióloga, los documentales de Naturaleza, como: Grandes Documentales, SOS Lince, 3 capítulos de Curiosidades del Mundo Animal y otros 5 de Planeta Tierra, etc. Y todo ello en visión panorámica, alta definición, alguno en 3D… y sin pagar un solo euro al tratarse de TV gratuita.
Con ello me quedaba meridianamente claro que se iba a frustrar en 32 ocasiones durante la próxima semana. Su única alternativa era la de molestar a vecinos o amigos para que le dejaran ver alguno de los programas en sus televisores.
Aproveché su estado de confusión para hacerle la siguiente reflexión: “Lo inteligente no es renunciar a tener un televisor en casa, sino tenerlo y mantenerlo apagado…. para poder utilizarlo cuando se emitiese: cultura, buenas películas, documentales, interesantes debates, o cualquiera de los programas que a uno le apetece ver. ESA ES UNA POSTURA INTELIGENTE.
No vale, ni tan siquiera la excusa de que es un armatoste más en casa ya que hoy en día un televisor no abulta más que un cuadro en la pared.
Luego me acordé de que algunos monos domésticos “iluminados”, decidís no llevar reloj …pero luego os pasáis la vida preguntando a los demás que hora es…para evitaros el llegar tarde a las citas, a las clases, al trabajo, al cine, a casa… o que no se os pase la hora de tomaros la pastilla, etc.
Camino de mi árbol se me acerca un animal humano de unos 25 años y me pide un cigarrillo, le digo que yo no fumo y que, ya que él es fumador, sería conveniente que llevara su propia provisión de cigarrillos…
¿Su respuesta? ......“Es que estoy dejando de fumar”.
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