lunes, 28 de enero de 2008

CASTIGANDO LA PIEL

Hoy me he paseado por vuestra jungla de asfalto. Una jungla poblada por bosques de… semáforos, farolas, señales de tráfico, etc.
En estos bosques vuestros, no cantan los pájaros, solo suenan las sirenas, los pitidos de los guardias y de los semáforos, el rugido de los motores de millares de coches y el estridente chirriar de sus frenazos. Una jungla de cemento que no huele a clorofila sino a gases pestilentes producto de la combustión de vuestras máquinas rodantes.

Saco mi libreta de campo para tomar notas sobre vuestro comportamiento y se me cae el lápiz (todavía no atino a manejarlo con destreza), al recogerlo me doy cuenta de que los dedos me quedan manchados de un polvillo negro que tapiza el pavimento…. Y sin duda también vuestros alvéolos pulmonares.

Maldigo vuestra “suerte”. ¿Cómo es posible que podáis vivir en un hábitat tan miserable?
En fin, supongo que el hecho de que seáis monos domésticos os permite adaptaros a semejante desatino.

Me siento en un banco para estudiar vuestras idas y venidas. Son las ocho de la mañana de un lunes de enero. Os dirigís a la rutina de vuestro trabajo. Os movéis como almas en pena, medio dormidos y todavía con legañas en los ojos. Vuestras caras son un poema. Caras inexpresivas, labios colgando y mente enchufada a los auriculares de los mp3… en plan autista.

Me fijo en vuestros “caretos” y noto con sorpresa y estupor que algunos os perforáis la cara, os quemáis la piel, os implantáis silicona y llegáis hasta el extremo de la mutilación corporal para ….. ¡¡¡ Estar más guapos ¡¡¡

Cuando vuelva a mi selva africana y explique a mis hermanos bonobos que el que se proclama “el ser más inteligente” cree estar más guapo y atractivo si se perfora o quema la piel, o se mutila el cuerpo.. dudo que me crean.
Lo más probable es que me pregunten si se puede considerar inteligente un animal capaz de llegar a maltratar su cuerpo voluntariamente.

Para poder escribir y juzgaros con conocimiento de causa me he propuesto tres metas:
A) Hablaré con los mutilados, perforados y quemados, para que me hablen de sus heridas y sus sensaciones.
B) Visitaré los lugares donde os laceran y mutilan, y también iré a algún crematorio.
C) Hablaré con los médicos que tratan los efectos secundarios de vuestros “antojos”.

El mono doméstico, siendo un animal tan peculiar, no es de extrañar que castigara voluntariamente su cuerpo a lo largo de la historia.

Los maoríes se tatuaban para asustar a sus enemigos en el campo de batalla, dándole al tatuaje propiedades protectoras. Los tatoos, según ellos, les protegían contra las enfermedades y los malos espíritus.
Las hembras egipcias lo utilizaban cómo talismán mágico.
En otros lugares, a los moribundos se les tatuaba el cuerpo para proteger al alma que caminaba hacia la muerte.
También se utilizó el tatuaje en América Central para conmemorar las victorias bélicas.

Pero hoy en día el tatoo tiene otra “razón“ de ser. Lo que antes era algo propio de las tribus salvajes, pasó luego a ser distintivo de las "tribus urbanas", para últimamente pasar a ser un complemento decorativo a nivel individual.

El “borreguismo” propio de vuestra sociedad lo eleva a la categoría de ”moda”.

¿Y quien lanza la “moda”? Sin duda, alguien más listo que vosotros. Ya que si seguís sus directrices… lo vais a enriquecer.
La “estrategia de introducción” consiste en que algún icono público idolatrado por las masas sea el primero en llevar lo que se pretende que tenga éxito. Con toda seguridad parte de la población de mono domestico más manipulable lo seguirá, impulsado por el "efecto imitación".

Un tatuaje es una herida punzante en las capas profundas de vuestra piel, que se llena con tinta.
Se realiza penetrando la piel con una aguja e inyectando tinta en la zona, generalmente creando algún tipo de diseño. La razón por la que los tatuajes duran tanto es que son profundos: la tinta no se inyecta en la epidermis (la capa superior de la piel que se va renovando). Por contra, se inyecta en la dermis, que es la segunda capa de piel más profunda, y de esta manera el dibujo es permanente.
Como para dibujar el tatoo se necesita pinchar repetidas veces, el mono domestico se somete al “martirio” mentalizándose de que en breve va a ser atacado por toda la población de un avispero o que presto a empezar un viaje imaginario a lugares exóticos le van a acribillar con todas las vacunas habidas y por haber.

Una vez terminado, no es infrecuente que el tatuaje pierda tinta, que pique o pierda piel mientras cicatriza, que pierda pigmento en algunas zonas por culpa de infecciones, que enrojezca y supure pus al infectarse, o que se hinche por reacciones alérgicas.

Cada vez hay más y más hembras de vuestra especie que se tatúan la zona lumbar ignorando que si deben someterse a una anestesia epidural, en el momento de dar a luz, en una operación de varices o de rodilla, o ante cualquier necesidad de dormir al cuerpo de cintura para abajo, el anestesista se puede negar a aplicarla.
Cuando se introduce la aguja a través de la piel, existe la posibilidad de que parte del pigmento del tatuaje sea arrastrado hacia el interior y se deposite en el canal espinal pudiendo originar patologías sistémicas gravísimas.
Por ello si el tatuaje es demasiado denso o está situado en un lugar crítico, el anestesista, para prevenir riesgos, opta por no aplicar la epidural.

La muerte de algunas chicas sometidas a epidural, hace ya algunos años, al invadir la tinta el riego sanguíneo y provocar una infección aguda llevó a tomar estas precauciones.


Pasa cerca de mi una pareja de jóvenes, parecen muy enamorados, andan entrelazados por la cintura y los hombros en un abrazo móvil.
Observo que él lleva un enorme tatuaje que con grandes caracteres le ocupa todo el brazo. Es un nombre de mujer, “MARGARITA”, sin duda el nombre de su amada.
Les pregunto, ¿Cómo os llamáis?.
-“Pedro” dice él,
-“Silvia”, me responde ella.
Y yo, trago saliva ¡¡¡.

Algunos humanos sois partidarios de la escarificación. Se efectúa con un bisturí, las cicatrices se realizan por cortes. Cuanto más abultadas quedan las cicatrices más “bonitos” os parecen los “trabajos”, entonces os echáis vinagre o ceniza y os arrancáis las costras para que se infecten y cicatricen con volumen.


A otros os gusta el implante.
Esta técnica apareció hace doce años en Estados Unidos extendiéndose rápidamente por todo el mundo.
Los implantes consisten en introducir piezas de material quirúrgico de distinta composición. Las técnicas a utilizar dependen del tamaño de la pieza que se quiera meter en la piel y de qué parte del cuerpo os de por decorar.



La mayoría de los implantes más corrientes son introducidos por medio de incisiones, separando capas de piel, introduciendo las piezas y cosiendo una vez estén ubicadas.
Existe también el implante "transdermal", son los implantes que atraviesan la piel saliendo hacia fuera.



Las piezas implantadas llevan una rosca, practicándose una incisión se separan las capas de piel igual que en los anteriores haciéndose posteriormente un agujero dependiendo del diámetro de la rosca que se quiera utilizar. La pieza es introducida por la incisión y sacada por el agujero, finalmente se enrosca y cose. El material que se utiliza suele ser de teflón, siliconas, coral o acero.

Otros sois fanáticos de las dilataciones y optáis por dilataros las orejas (especialmente si vivís en la Polinesia. Los monos domésticos de clases sociales altas de aquella zona pueden llevar dilataciones más grandes diferenciándose así su clase social. La técnica consiste en ir agrandando el agujero del lóbulo de la oreja progresivamente. En su afán por exagerar la dilatación llegan a desgarrarse y partirse la oreja en algunos casos.


También soléis practicaros dilataciones en otras partes del cuerpo como en el tabique nasal, lengua, pezones, orejas, etc.

A otros os “mola” partiros la lengua. Con la lengua partida os veis más atractivos y con ello capaces de enamorar…… a ¡ las serpientes ¡.
La lengua partida consiste en seccionar la punta de la lengua con bisturí para coser más tarde o con una especie de soplete que quema, divide y cauteriza a la vez. Unos milímetros del final del corte se vuelve a juntar. El resto de la lengua queda separado.
Algunos iluminados, con entreno, logran hacer vibrar las dos secciones por separado al mejor estilo de la serpiente de cascabel.


Lo ultimísimo sobre el “arte de castigar la epidermis” lo tenemos en el BRANDING.
El "branding" consiste en coger plaquitas de metal que son calentadas con un soplete y se quema la zona a decorar como si fueseis una vaca cualquiera en cualquier rancho americano. También se efectúa con un cauterio, que es una especie de soldador.



Pero lo que practica con más frecuencia el “inteligente” mono domestico es la perforación de su piel por medio de piercings.



Puestos a perforar y a ejercer su exhibicionismo llegan a perforárselo todo: orejas, cejas, labios, lengua, nariz, ombligo, pezones, vulvas, penes, escrotos, etc.



Muchas de vuestras hembras no desean amamantar porque tienen un piercing en su pezón. Renuncian a quitárselo para dar de mamar porque temen que se les cierre la perforación. Y es que sois unos monos tan peculiares por lo aberrantes, que preferís vuestros piercings a vuestros bebes.
El que un pedazo de metal sea para vosotras más importante que la sana y equilibrada alimentación de vuestro hijo demuestra vuestro bajo coeficiente intelectual entre los primates.
Teoría que queda reforzada al considerar que los riesgos asociados al piercing en el pezón incluyen el SIDA, la hepatitis, las infecciones, el tejido cicatricial, queloides, conductos bloqueados, mastitis e hiperprolactinemia.
Los conductos bloqueados provocan una transferencia láctea inadecuada o incluso un insuficiente aumento de peso del lactante.


Por otra parte, amamantar a un bebé de un pezón sin cicatrizar es problemático. Algunos piercings tardan hasta 18 meses en cicatrizar por completo
A todo ello le debéis añadir la disminución del placer sexual al lesionar con la perforación las terminaciones nerviosas del pezón. La falta de sensibilidad del pezón dificulta el reflejo de expulsión de la leche.

Algunos de los que se hacen el piercing en la lengua terminan por tragarse la bola. A otros la parte superior de la lengua les cambia a color negro, lo que se conoce como “lengua negra”. Ello es debido a una infección por hongos, con lo que cualquiera os besa semejantes bocas.
Claro que también tenéis la posibilidad de que la lengua os vire a color blanco o castaño. Esto lo propicia el tipo de lavado de lengua.
El piercing lingual os puede provocar la aparición de granulomas debido a las fuertes irritaciones provocadas por el maltrato a la lengua.
En otras ocasiones, descubriréis que la bola se hunde en la lengua. Os ocurrirá si vuestro piercing es demasiado corto. Lo mismo os puede ocurrir con el piercing labial.
No es raro que a veces notéis la presencia de bultos duros bajo la piel, especialmente en las perforaciones de pezones, ombligo o donde os apliquéis más de un piercing. En realidad lo que os ocurre es que desarrolláis abscesos debido a infecciones generalmente asociadas a vuestra deficiente higiene.
A algunos la alergia al piercing os lleva al vómito y a otros os da por sangrar si os afecta alguna vena.
Sabido es que el piercing oral provoca, además de las consabidas infecciones, la inflamación de las encías y la pérdida de algunos dientes.

Es patético oíros hablar los primeros días de vuestro piercing lingual, ya que al hincharse la lengua vuestra expresión oral recuerda la del pijo más redomado ¡¡
Y que decir de vuestros primeros días de perforación de lengua cuando os disponéis a comer purés y sopitas… como los abueletes de las residencias. Por lo menos os servirá para adelgazar.

A pesar de la exhaustiva lista de los inconvenientes mencionados, los verdaderos problemas surgen en caso de adquirir el tétanos, las hepatitis o, lo que es peor, el SIDA.



He hecho multitud de fotos de vuestras perforaciones para poder llevármelas cuando vuelva a mi selva para que mis congéneres tengan la ocasión de valorar y “admirar” el grado de vuestra inteligencia.

Naturalmente también me he movido por algunos foros de Internet que tratan de este tema para poder investigar el nivel intelectual de tales sufridores.
Os pongo una brevísima selección para que os podáis hacer una idea… yo ya me he hecho la mía y, por supuesto confirma las impresiones que hasta el momento me he llevado del mono domestico.

“….Pues mira guapa, yo llevo 1 tatuaje en esa zona, justo donde la espalda pierde su nombre jejeje, bueno, pues te comento que me lo hice hace 4 años por lo menos y fue 1 impulso. Y te aseguro que no te arrepentirás, vamos, cuando salgo de marcha y me pongo escotazos en la espalda los tíos te paran muchísimo y es que llama la atención mucho esa zona. Y fíjate que yo ni lo había pensado cuando me lo hice, fue un súper impulso y mira, súper contenta…”.

“….Yo llevo un tribal que está chulísimo, que me diseñó un tatuador especialmente para mí. Está muy guay!!!”

“….Ya verás como no te arrepentirás, pq es en una zona que no te ves y que por tanto no te cansarás de vértelo a diario….”

En fin … Homo sapiens dixit.

Sin comentarios….

En mi próximo post hablaré de vuestros obispos i cardenales...

martes, 22 de enero de 2008

ANIMALIDAD HUMANA (2)

Sois, los animales humanos, (geológicamente hablando) un brote tar­dío en una de las muchas ramas del " árbol " de la Evolución

Las semejanzas entre vosotros y los demás monos no se reducen únicamente a la muy parecida morfología interna y externa así como a las coincidencias bioquímicas, sino que las afinidades se acentúan aun más al considerar la embriología y el proceso de desarrollo. Sólo los que perma­nezcan ciegos para los argumentos científicos se negarán a establecer la correlación inevitable entre el hombre y los demás animales.

En los primeros estadios de desarrollo, el animal humano es prácticamente indistinguible del resto de los mamíferos.



Uno de estos embriones es el vuestro, los otros pertenecen a una vaca, a un cerdo y a un conejo.

¿Cuál es el vuestro? ¿Tenéis problemas para distinguirlo, verdad?

No os quedéis con la duda, al final de este post tenéis la solución.

Pues bien, a pesar de no poderlos diferenciar, a uno le otorgáis un alma, mientras se la negáis a los demás. Uno es intocable… los demás manipulables. ¡Que vergüenza¡


Viendo su parecido, uno no puede pasar por alto la poca imaginación que tuvieron vuestros dioses al crearos. ¡Cada uno parece una copia descarada del otro¡

Las semejanzas cromosómicas y moleculares son verda­deramente impactantes.

Las pruebas bioquímicas han demostrado que las proteínas que constituyen vuestro cuerpo y el de los chimpancés son casi idénticas, diferenciándose sólo en menos del 1 %. Ello implica una relación a todas luces tan próxima que nosotros los bonobos y muchos de vuestros científicos sugerimos que, de no ser por vuestra soberbia de humanos y vuestro deseo de ser "diferentes" a toda costa, los chimpancés y nosotros deberíamos estar ya, y desde hace mucho tiempo, incluidos en vuestro Género, el género Homo.

Ello no os debe sorprender, ya que durante un tiempo, en el siglo XVIII, ya compartisteis el mismo género Homo con el chimpancé.
Lin­neo fue el primero en admitir que el hombre no ocupa un lugar singular en el ámbito de la Naturaleza sino que lo consideró como un miembro del grupo de los Primates. Lo incluyó dentro del género Homo y en la especie sapiens, pero a la vez dándole al propio Homo una segunda es­pecie, el Homo troglodytes, que era ni más ni menos que el chimpancé, considerado en la Edad Media como una raza de hombre pigmeo.

Vuestra soberbia no toleró demasiado tiempo esta situación e hicisteis marcha atrás, y un siglo después el chimpancé fue reclasificado en el género Pan, al cual pertenece hoy en día, pero ahora los biólogos del Instituto de Tecnología de Georgia, en Atlanta, Estados Unidos, después de comparar el ADN de seres humanos, chimpancés, gorilas y orangutanes, piden oficialmente que se reclasifique al chimpancé como parte del género Homo de manera ya definitiva.
Sus estudios apoyan la hipótesis de que el ser humano y el chimpancé deberían estar clasificados en el mismo género, porque no sólo compartimos genomas extremadamente similares, sino también un lapso de generación similar.
Lo mismo opinan científicos de la universidad del Estado de Wayne, en Detroit, Estados Unidos, que realizaron una exhaustiva comparación genética entre ambas especies. Los investigadores revelaron que el código genético del animal humano es un 99,4% igual al de los chimpancés.

Por el momento la ciencia ya os clasifica dentro de la familia HOMINIDAE junto con el chimpancé, el bonobo, el gorila y el orangután.

La verdad es que os debo confesar que los bonobos nos partimos de risa al imaginar vuestras caras cada vez que os hacemos notar que tanto vuestros padres, como vuestros reyes o Papas pertenecen a la familia del gorila y del chimpancé.

¿Qué tal os sienta como cura de humildad?





En mi próximo post escribiré sobre como castigais vuestra piel para ser más "bellos".

viernes, 11 de enero de 2008

ANIMALIDAD HUMANA (1)

Cuantas veces al encontraros entre humanos ignorantes habéis oído la frase… “¡¡ Nosotros no somos animales ¡¡”.
Si os queréis divertir un rato observando como la cara de estos sujetos cambia de color, les preguntáis de inmediato,…“Entonces… ¿Qué somos?… ¿vegetales, virus, bacterias?”... Los dejareis atónitos, ya que nunca se habrán planteado otra posibilidad.

Frecuentemente omitís al hombre de los textos de Zoo­lo­gía, ol­vidándoos de su condición de mamífero primate. Nadie que estudie la conducta animal puede evitar hacer comparaciones con su propia espe­cie, aún cuando por miedo a las presiones sociales no las publique. Muchos son los autores que se autocensuran para evitar males mayores en una actitud cobarde ante los intolerantes.

Os ofende a muchos el que el animal humano sea tratado dentro de la Zoología en su taxon de primate, pues intentáis que el hombre se des­marque de la servidumbre corporal de raíces biológicas, preten­diendo ignorar sus impulsos lógicos, por lo biológicos, y que en al­gunas filosofías que os son cercanas han llegado incluso, a ser con­siderados pecami­nosos y dignos de castigos eternos.

Eibesfeldt opina que la resistencia que existe a la consideración biológica del hombre se debe sobre todo a la manipula­ción de los pe­dagogos de filiaciones ideológicas determinadas, y tam­bién a la nece­sidad que tiene el propio mono domestico, de liberarse de im­perativos inter­nos y ex­ternos. Contra los autores que tienen la osa­día de tra­tar esta temá­tica se levantan las plumas airadas de críti­cos inmovi­listas que intentan verter sobre ellos gran variedad de improperios y basu­ra; mu­ni­ción a todas luces inofensiva, por inope­rante, frente al po­tente argu­men­to cien­tífico.


Hasta los años sesenta, creíais que mientras el bonobo, el chim­pan­cé, el gorila y el oran­gu­tán se hallaban estrechamente emparen­ta­dos en­tre sí, estaban separa­dos de vosotros por una considerable dis­tancia evo­lutiva. Gracias a la Bioquí­mica de las proteínas y a las últimas inves­tigacio­nes sobre el ADN, os enteráis hoy en día de que el bonobo, el chim­pan­cé y el gorila son pa­rientes muy próximos del primate humano.
Como dijo Lewin en 1984, "En muchos aspec­tos, el Homo sapiens no es más que un antropoi­de africa­no bastante singu­lar".

Has­ta hace poco se decía que una de las características dife­renciales entre “los hom­bres y los animales” era la posibi­lidad por par­te vuestra de confeccionar y uti­lizar he­rramientas así como la de transmitir tra­diciones culturales, además de la facultad de comunicar­os me­diante lengua­je. Hoy os veis forzados a admitir que los chimpancés usan determinadas tecnologías, las cuales a­pren­den de otros congéneres y que transmiten de generación en genera­ción. Por lo tanto, y según la definición, son poseedores de una cultura.

Sa­bemos que algu­nos anima­les utilizan herra­mientas, entre los que se encuen­tran no sólo el chimpancé y el bonobo sino también otros mamíferos, aves, peces, e incluso insectos, y que tampoco sois el único animal capaz de utilizar len­gua­je, pues podéis comprobar que ante vuestra incapacidad para com­prender el lenguaje del chimpancé y el de cual­quier otro ani­mal, es el pro­pio chimpancé el que uti­liza lenguajes humanos, como el "Ameslan" (lenguaje de los sordomudos norteamericanos) para poder co­mu­nicarse con vosotros.

A pesar de que los chimpancés, los bonobos y los monos domésticos (es decir, vosotros), com­partimos apro­ximadamente el 99,5 % de nuestra historia evolutiva y a pesar de que existen menos diferencias genéticas entre un humano y un chimpancé que entre una rata y un ratón, os cuesta admitir vuestra condición animal… y es que sois así de chauvinistas y soberbios.

Si por un momento rechazáis la idea de haber sido creados a imagen de Dios, y pensáis que en realidad no sois más que monos modificados por la evo­luci­ón, y domesticados por vuestras propias leyes, sin duda veréis bajo otro prisma la moralidad y el compor­tamiento del animal humano.

La auténtica y cruda reali­dad, es que las células del hombre, del resto de animales y de las plantas, una vez anali­zadas, mues­tran una estructura y una composición química parecida, en todos los casos. Todas las molé­culas se componen de los mismos átomos de que están formados la Tierra y los cuerpos siderales celestes.

En resumen, todos los seres vivos, vosotros los humanos, nosotros los bonobos, y todos los demás, somos…. ¡polvo de estrellas!

domingo, 6 de enero de 2008

"SEGURATA" DE CATEDRAL.

Os comentaba en mi anterior post, que al llegar a Europa para iniciar el estudio sobre los monos domésticos, una de las primeras cosas que me impuse fue la de visitar sus lugares de encuentro. Empecé por las iglesias. Allí tuve ocasión de sacar muchas conclusiones que iremos desgranando con el tiempo
Como era de esperar, el mono domestico también en esos lugares es esclavo de sus propias reglas.
Hoy me referiré a la “auto imposición” en la forma de vestir.
Resulta que vuestros “brujos de la tribu” son tan dictatoriales que incluso os regulan vuestra forma de vestir. Si vuestra opción es la de ser cristianos tendréis que pasar un filtro.
Por lo que veo habéis colocado una especie de “segurata” de discoteca frente a la puerta de vuestras catedrales. Antes de entrar os mira pecho, espalda, brazos y piernas. Supongo que no hará falta que os diga que tratándose de creencias cristianas o islámicas los “palos” se los llevan las hembras de vuestra especie por el simple hecho de ser hembras.

El humano de la puerta decide quien entra o no… como en las discotecas. Primero os mira el pecho, y si a él le parece que os pasáis con el escote, no entráis. Ahora bien ¿Qué baremo utiliza para juzgar el grado de exposición pectoral que puede excitar a vuestros dioses? Me imagino que será el sensor que tiene situado por debajo de su ombligo, entre las piernas.

En cuanto al asunto de los brazos la cosa es aun más hilarante. Resulta que vuestro mono cancerbero se concentra en la exposición de los hombros. Y yo me pregunto ¿Qué demonio les pasa a los hombros? ¿Cómo se puede ser tan retorcido? He visto con mis propios ojos como en la catedral de Barcelona y en plena canícula de agosto, el iluminado portero allí ubicado impedía la entrada de un niño de unos seis años por llevar un “T-shirt” sin mangas. La indignación de sus padres (turistas norteamericanos) fue de órdago. Uno luego se explica porque hay tantos casos de pederastia en la Iglesia católica. ¿Cómo puede ofender a alguien, en su sano juicio, el brazo desnudo de un niño de 6 añitos? ¿Hasta que punto puede llegar la perversión de estos sujetos? ¡Pero si tenéis al niño Jesús desnudo dentro de la catedral! Allí lo exponeis repetidamente en brazos de las innumerables imágenes de vírgenes que en aquel lugar se exhiben... incluso a vuestro Jesucristo lo teneis allí dentro, en taparrabos ¡¡¡

La familia americana terminó por marcharse despotricando, y yo terminé convencido de que ya había tres católicos menos.

He notado, y anotado en mi libreta de campo, que a las autoridades eclesiásticas se les ha ocurrido que de esta situación pueden sacar dinero. Por ello, en la entrada de algunas catedrales han instalado una especie de segundo chiringuito (en el primero ya se os cobra por entrar) donde venden un chal para que las hembras del primate humano puedan taparse los provocativos hombros que tanto ofenden a sus dioses.
Algunas de ellas hacen gala de su inventiva y les hunden el negocio colocandose un “clinex” sobre cada hombro para así poder pasar la frontera eclesiástica sin pagar.

Pero la cosa no termina aquí. Resulta que a los feligreses también les miran las piernas. La “zona roja” empieza por encima de la rodilla. Sin embargo, lo curioso en este caso es que aquí se invierten los papeles. Mientras las hembras de la especie humana pueden enseñar sus piernas, los machos no podrán hacerlo. Y así, si ellas llevan faldas a la altura de la rodilla entrarán, y si ellos llevan pantalones cortos al mismo nivel de la rodilla, no pasarán. Lo curioso es que tanto ellas como ellos muestran la misma superficie de pierna, pero se ve que para vuestros dioses las piernas masculinas son más provocativas que las femeninas.
Antes de abandonar la zona le pregunté al portero lo siguiente: “Teniendo en cuenta que tanto ellos como ellas enseñan la misma cantidad de pierna ¿Por qué pueden entrar ellas y ellos no?” Se me quedó mirando con la boca entreabierta, para luego balbucear con una sonrisa bobalicona, “Por que siempre ha sido así”. Y yo, dando un respingo, me marché convencido de que acababa de conocer a otro posible candidato al premio Nóbel.

En el Vaticano, ¡como no¡ dan un paso más en el despropósito, ya que allí los machos de vuestra especie no pueden enseñar ni media pierna. Los pantalones “pirata” están prohibidos en la basílica incluso en el mes de agosto. Quien los lleve no podrá pasar ni el primero de los tres filtros que en aquella zona colocan. En este caso he podido comprobar que algunos avispados conocedores de las reglas vaticanas resuelven su situación con pantalones largos de repuesto.
Ni que decir tiene que los islámicos son aún más exigentes en la domesticación de libertades corporales. Con ellos no valen ni escotes, ni brazos ni piernas, ya que, aparte de sus libertades, también deben dejar fuera de sus templos de oración… sus zapatos.

Me permitiréis que después de los datos expuestos, os pregunte de nuevo ¿En verdad os consideráis una especie inteligente?

Un consejo para terminar. En lugar de llevar a vuestros hijos el fin de semana al zoo para que puedan ver a otras especies animales encarceladas, llevadles a las puertas de las catedrales los domingos de verano. Os divertiréis más viendo hasta que punto se complica la vida el animal humano con decisiones estúpidas… y además ¡os saldrá gratis!


Os dejo hasta la próxima semana en la que reflexionaremos sobre la ANIMALIDAD HUMANA.

Que la paz del bonobo sea con vosotros.

martes, 1 de enero de 2008

SOBERBIA HUMANA



Sois soberbios, os proclamáis reyes de la creación, contáis a quien os quiera escuchar que estáis hechos a imagen y semejanza de Dios y que sois inmortales en espíritu. Proclamáis que tenéis un alma que sobrevive eternamente a vuestra muerte a la vez que sin el menor sonrojo os atrevéis a negar un alma a los demás animales.
El alma es sólo para vosotros… ¡ no faltaría más ¡.

Entro en vuestras iglesias y veo por doquier imágenes de vuestros dioses esculpidos a vuestra imagen y semejanza. Para insultaros utilizáis nombres de animales, mientras que para vosotros ser “humano” significa el paradigma de todo lo bueno, de lo mejor. ¡Que vergüenza ¡
Entro en los cementerios y veo con asombro que en el colmo de vuestra soberbia de especie levantáis monumentos y esculturas a vuestros cadáveres.

Desengañaros, ¡ No sois reyes de nada ¡ …. Y menos de lo que llamáis “Creación”.
No podéis erradicar el cáncer. Lo intentáis, pero no sois capaces de dar con la vacuna contra el sida. No podéis con el ébola, y un modestísimo animal unicelular, el Plasmodium malariae, os aniquila sin solución año tras año a millones.. Sois incluso esclavos de vegetales… os esclaviza y mata la planta del tabaco y la elegante amapola del Papaver somniferum.
Lo más patético es que aparte de perder vuestras luchas contra bacterias, virus, protozoos y plantas, os asesináis unos a otros en interminables masacres por ideas, políticas o religiosas.

Me habláis de una especie triunfante ¿Cómo podéis hacer tal aseveración cuando, según la FAO, cada año se os mueren 5 millones de vuestras crías víctimas del hambre… a razón de casi 14.000 niños por día? ¿Son esos números los propios de una especie triunfadora?
La única vez que os veo bajar de vuestro pedestal y tocar de pies en tierra es cuando os oigo decir en los entierros y con cara de circunstancias… “¡¡No somos nada !!”

Además de animales sociales y culturales, no os olvidéis de que sois animales domésticos… sí, ya se que muchos de vosotros arrugareis el morro al oír la palabra “domésticos”. Pues si no os gusta sólo tenéis otra alternativa, “salvajes”.
¡Seguro que ya os parece mejor la primera ¡
Estáis domesticados y esclavizados por vuestras propias leyes. Códigos penales, códigos civiles, códigos religiosos, códigos de circulación…etc. Todos ellos con amenazas de multas, prisión o incluso muerte en caso de infracción. Infracciones que en algunos casos se pagaran con penas eternas en el ¡ infierno ¡ según os dictan los brujos de la tribu.

Me divierto siguiendo a los humanos andando por la calle, de repente se paran todos a la vez. Se lo ordena una máquina, una máquina que llaman semáforo y que acaba de adquirir el color rojo. Ahí tenemos a los “reyes de la creación” esperando nuevas órdenes del semáforo para poder seguir caminando. Finalmente la máquina en verde les da permiso para moverse de nuevo.
Vuestras maquinas, códigos, mandamientos y leyes, más que de libertades ganadas os hablan de libertades perdidas.

Os portáis mal, muy mal. Leed cualquier periódico, y tendréis una relación del comportamiento del primate humano el día anterior. Da pena leerlo, y da más pena el ver vuestra cara de indiferencia al leer.
¿Conocéis a otro animal que se porte mal… aparte de vosotros? ¿Conocéis a algún otro animal que destruya la naturaleza? La evidencia nos muestra que destruís todo lo que pisáis y tocáis.
En 1900 había 2 millones de chimpancés y 325.000 orangutanes, hoy sólo quedan 120.000 v 25.000, respecti­vamente. Entre los gorilas y los orangutanes, el pano­rama es aún peor. En cambio, vuestra especie que había llegado a lo largo de miles de años de existencia a la cota de 1.650 millones de habitantes en el año 1900, en sólo cien años más, se ha disparado hasta los 6.500 millones. Cada día hay 210.000 humanos más y millones de otros seres vivos menos. Se calcula una proyección de crecimiento humano que os llevará a los 9.076 millones en el 2050 ¡
¿Dónde os vais a meter?




El hombre se multiplica incesantemente, se extiende como un tejido vivo de células que se multiplican sin control, destrozando todo lo que toca a medida que progresa. Se diría que se comporta como un inmenso cáncer de la Naturaleza. Un cáncer que se llama… HUMANIDAD.
Un cáncer que expande sus metástasis sobre los bosques, ríos, mares, capa de ozono, etc. y que, a medida que los va invadiendo los va destruyendo. Poco a poco terminareis por ahogarlo todo en vuestros propios deshechos.


Vuestra soberbia os llevó en épocas pretéritas a afirmar, sin pes­tañeo, que el hombre habitaba en el centro del Universo en un planeta Tierra que era discoidal y plano y, como no, que en torno a él gira­ban todos los astros del cielo. La ciencia se encargó de de­mostrar que la Tierra no era plana sino esférica; que lejos de ser única, era una entre otros nueve planetas y que junto con ellos giraba alrededor del sol, el cual, a su vez, era una estrella de regu­lar ta­maño entre un total de unas 150.000 millones de estrellas de una determinada a­glomera­ción denominada Vía Láctea que, a su vez, no era algo muy es­pe­cial pues­to que existían otros varios millones de galaxias espar­cidas en la infi­nidad del Universo.

Una vez confirmada la modestia de vuestro subs­tra­to, no os quedaba otro remedio para alimentar la soberbia de vuestro ego, que defi­niros con ayuda de la Historia, la Filosofía, la Reli­gión y las Ar­tes, como un ser superior a todo lo vivo, "Rey de la Cre­ación" y per­so­na­je casi excelso.

Como cura de humildad, me gustaría que os hicierais la siguiente consideración… si se diera la posibilidad de que todas las especies pudieran votar democráticamente que animal hubieran deseado que nunca hubiese llegado a existir…. ¿a qué especie escogerían?
Seguro que habéis dado con la respuesta correcta. Eliminarían la vuestra. Todos votarían contra vosotros, seria un voto unánime. Todos se manifestarían contra la especie que les poluciona su hábitat, ya sea terrestre, acuático o aéreo. Contra la que les tala, arrasa y quema sus bosques. La que les arranca esta piel que poseen para confundirse en la naturaleza y que vosotros usáis para distinguiros socialmente entre los vuestros.

Y esta es, os guste o no, la opinión que he podido pulsar, no sólo entre mis hermanos bonobos, sino entre el resto de seres que os acompañan en vuestro corto tránsito por este mundo.